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Los testigos de Jehová en vez de perder su tiempo predicando los domingos deberian:

¿Deberian los medicos OBLIGAR a sus pacientes en contra de su voluntad a recibir transfusiones de sangre aun cuando exista el riesgo de contraer Sida o Hepatitis?

¿Usan los Testigos de Jehová Imagenes Ocultas en su literatura?

LA RAMERA CATOLICA E IDOLATRA EN COLOMBIA

 http://www.elcorreo.eu.org/La-Iglesia-Catolica-de-Colombia?lang=fr

La Iglesia Católica de Colombia debe ser tratada como actora del conflicto y no como mediadora.



Por Juan Carlos Vallejo *
Anncol
. Colombia, 27 de Diciembre de 2009.
La empresa más criminal y cínica que ha conocido la humanidad. La misógina, la clasista, la avara, la usurpadora, la esquilmadora, la torturadora, la infame, la arrogante, la obscurantista, la genocida, la cavernaria, la golpista, la tumba gobiernos, la bendice armas, la toca niños, la puta de Babilonia.
Por asuntos de espacio y tiempo me tengo que saltar desde sus oscuros y muy discutibles orígenes, pasando por la persecución a los librepensadores, judíos, musulmanes y su visceral odio a las mujeres. Me brinco también el ruin « Santo » Tribunal de la « Sagrada » Inquisición, el oscurantismo medieval y moderno, su llegada al continente americano. Su macabro papel en la Conquista, la Colonia y la República. Su irrestricto apoyo, con el carepollo de Pío XII a la cabeza, del nazismo. Su participación en las dictaduras, desde la de Franco en España, hasta la más reciente de Micheletti en Honduras. Su prohibición de dar misas y de sepultar en cementerios a liberales y comunistas.
Lo que quiero es referirme a ésta, la local. La Iglesia Católica Bendice Armas de Colombia. La que ahora marrulla de « mediadora » de la guerra civil que ahoga en sangre a Colombia desde hace más de 60 años. Esta « mediadora » que guardó silencio cuando el genocidio de la Unión Patriótica. Esta « mediadora » que se negó a dar la misa y recibir los restos mortales de Bernardo Jaramillo. Esta « mediadora » que apoyó con su silencio que uno, muy de los suyos, escribiera : « Tenemos derecho a alegrarnos con la muerte de ’Reyes’ ». Esta « mediadora » nombrada a dedo por el gran cipayo, el narcopresidente #82. Esta « mediadora » que históricamente ha estado echando leña al fuego de la guerra, que siempre ha sido una incondicional del capital y de las castas dominantes.
Resulta que ahora, de la « mediadora », viene uno de estos « abrigos negros » (como los obreros suecos les llamaban a los purpurados), con más pecados que Inés de Hinojosa, a hacernos creer que buscan « mediar » por la paz de Colombia. Pues es bueno recordarle a su eminencia, Darío Castrillón, que la cosa no es tan fácil como fue bendecir la Posada Alemana de Carlos Ledher Rivas en Armenia, ni como santificar los dineros de la mafia, como fue su doctrina cuando le pescaron que recibía « la platica » del Cartel de Medellín.
No. La cosa es dejando sus lujos en El Vaticano y metiéndose a la selva colombiana a untarse, así sea tantito, de pueblo y sentarse a negociar como representante del establecimiento colombiano : cuánta tierra van a devolver a los campesinos, a los indígenas, a las comunidades negras. Por su férrea resistencia a los controles de natalidad, entonces : ¿cuántos niños nacidos con malformaciones van a sostener de por vida ? ¿Cuántos orfanatos van a financiar ? ¿Cuántos jóvenes infractores van a ayudar ? ¿Qué está el establecimiento dispuesto a ceder ? Hay que hablar de Recursos Naturales, de Soberanía, de Trabajo, de Salud, de Educación. Hay que hablar de Asamblea Constituyente. De una Comisión de la Verdad para investigar y sancionar los crímenes de lesa humanidad. Todo eso se llama PAZ. ¡Ah ! Y hay que dejarlo todo por escrito. No sea que « por voluntad de Dios » se les olvide y no cumplan o tergiversen todo lo acordado.
Manuel Marulanda no fue estúpido cuando no apareció en los diálogos del Caguán. Sabía del peligro y evitó una celada en la que pudo haber caído como cayeron muchos revolucionarios como él (Pancho Villa, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, etc.). No sé si Alfonso Cano caerá en ella, no sé si las FARC-EP confiarán en la Iglesia Católica Bendice Armas de Colombia. Particularmente pienso que debe ser tratada como actora y no como « mediadora » del conflicto.
* Juan Carlos Vallejo, es escritor y analista político internacional.

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