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México: Cómo el sacerdote pederasta Maciel, fundaror de Legionarios de Cristo, sobornaba al Vaticano
El sacerdote Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, gastaba mucho dinero para comprar favores de los altos jerarcas del Vaticano, incluido el Papa Juan Pablo II, así como para impedir que los tribunales eclesiásticos lo juzgaran por sus abusos sexuales cometidos contra menores de edad.
Internacional
PROCESO
07-11-2012
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En 1995, por ejemplo, Maciel le entregó un millón de dólares a Juan Pablo II, quien además llegaba a oficiar misas privadas –en su capilla del Palacio Apostólico– para los acaudalados amigos de Maciel que solían recompensar al pontífice con donativos de hasta 50 mil dólares en efectivo.
Al ver el enorme poder que tenía Maciel durante el pontificado de Wojtyla, el actual Papa Benedicto XVI, entonces encargado dela Congregaciónparala Doctrinadela Fe, decía que no era “prudente” investigarlo por sus actos de pederastia, que para entonces ya eran conocidos en todo el mundo.
Un detalle pormenorizado de estos “donativos” –o “sobornos”, en opinión de algunos– que repartía Maciel en El Vaticano lo brinda el investigador estadunidense Jason Berry en su libro Las finanzas secretas de la Iglesia, que editorial Debate pondrá a circular en México en los próximos días.
En el capítulo “El padre Maciel, señor de la prosperidad”, se plantea que el sacerdote michoacano “quería comprar poder”, por lo que gastaba en Roma “grandes sumas de dinero para aislarse de la justicia”, pero también para obtener el aval del Vaticano a los centros de formación que iban abriendo los Legionarios de Cristo en distintos países.
Agrega el libro que el cardenal Angelo Sodano, entonces secretario de Estado del Vaticano, era “muy cercano” a Maciel; no obstante, su “defensor más importante” era sin duda “el mismo Papa Juan Pablo II”.
Y relata la siguiente anécdota que demuestra la cercanía entre Maciel y Wojtyla, que se prolongó durante todo su pontificado:
“En enero de 1979, en su primer viaje como pontífice, Juan Pablo visitó México. Maciel iba sentado en el avión con él, como recompensa por el extenso trabajo de avanzada. Gracias a un sacerdote legionario que decía misas para la primera dama, el presidente López Portillo decidió recibir a Juan Pablo en el aeropuerto… Seis meses después Juan Pablo mostró su aprecio con una visita a los Legionarios de Roma”.
Maciel le mandaba dinero a Juan Pablo II. El libro hace referencia a una de estas entregas:
“En 1995, según exintegrantes dela Legión, Maciel envió al Papa Juan Pablo un millón de dólares por medio de monseñor Stanislaw Dziwisz, cuando el Papa viajó a Polonia. Como secretario papal, Dziwisz, oriundo de Polonia, fue durante décadas el hombre más cercano a Juan Pablo. Manejar dinero era parte de su trabajo”.
El secretario del Papa –prosigue el libro– también se encargaba de recibir los donativos de las familias pudientes a las que Maciel llevaba a las misas privadas del pontífice, realizadas en la capilla de su Palacio Apostólico, con capacidad para 40 personas y adornada con frescos de Miguel Ángel, específicamente con La conversión de Saulo y La crucifixión de San Pedro.
Los acaudalados amigos de Maciel “solían encontrar al Papa de rodillas, absorto en oración, con los ojos cerrados, casi en un éxtasis, completamente ajeno a quien ingresaba a la capilla… para los laicos era una maravillosa experiencia espiritual”.
El libro recoge el testimonio de un exsacerdote legionario que asistía a estas misas exclusivas y quien revela: “Acompañé a una rica familia mexicana en una misa privada y al final la familia le entregó a Dziwisz 50 mil dólares”.
Favores mutuos
El secretario papal tenía “frecuentes comparecencias” con los allegados de Maciel, por las cuales también recibía donativos que se hacían “siempre en efectivo” y en dólares, pues “en liras se habrían necesitado demasiados billetes”.
Añade el libro: “En 1998 Maciel tiró la casa por la ventana para ofrecer una espléndida fiesta en honor de Dziwisz, con motivo de su proclamación como obispo, e incluyó festiva música de mariachis interpretada por una pequeña orquesta de los legionarios”.
No solo el Papa y su secretario recibían dinero en efectivo, pues también “los cardenales y los obispos que decían misas para los legionarios recibían pagos de 2 mil 500 dólares y más, de acuerdo con la importancia del evento”.
¿Se trataba de donativos o de sobornos? En el libro se hace esta pregunta. Algunos exsacerdotes legionarios responden que se trataba de “una forma elegante de dar un soborno”. Otros, en cambio, señalan que era opere de charittá (obra de caridad), ya quela Iglesia bien pudo destinar ese dinero para ayudar a los pobres y necesitados, cosa que no se sabe a ciencia cierta dada la opacidad de las finanzas vaticanas.
Pero Maciel –se dice en el texto– también era muy dado a hacer costosos regalos en especie a los jerarcas vaticanos o a agasajarlos con fiestas y comilonas que no podían ser obras de caridad y cuya intención era conseguir favores a cambio.
Plagada de estos favores mutuos fue la relación de Maciel con Angelo Sodano, desde que éste era nuncio apostólico en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, a la que apoyaba. Con el fin de “neutralizar a los defensores de la Teología de la Liberación que militaban en la izquierda”, Sodano impulsó en Chile las obras que realizaban los Legionarios de Cristo y que imponían “el estilo católico de la teología de la prosperidad, la lealtad papal y el capitalismo del mercado libre”.
A partir de entonces Maciel supo corresponder estos favores: “Puso al padre Raymond Cosgrave, un legionario irlandés, a disposición de Sodano prácticamente como ayuda de campo en la nunciatura de Santiago. En 1989, en el escalafón para ser nombrado secretario de Estado, Sodano tomó clases de inglés en Irlanda en el colegio dela Legión.Fuede vacaciones a una casa de recreo de la Legión en Sorrento”.
2 Mensajes del foro
8 de noviembre 03:51, Filibertto
Traicionar la confianza de un niño puede dejar profundas cicatrices, particularmente si quien lo hace es uno de los padres, un amigo o un mentor. El abuso de menores perpetrado por los progenitores es un problema de gran magnitud, como lo demuestra la avalancha de llamadas que recibió un teléfono de línea directa tras la emisión del espacio “Asustados en silencio: pongamos al descubierto el abuso de menores y acabemos con él”, presentado por Oprah Winfrey, famosa por su programa de entrevistas en Estados Unidos. “Las llamadas de emergencia más espeluznantes procedían de niños pequeños, atemorizados, que querían escapar de dolorosos abusos físicos o sexuales”, indicó el productor ejecutivo Arnold Shapiro, citado en la revista Children Today.
Este programa contribuyó mucho a disipar la idea de que quienes abusan de los menores son personas totalmente desconocidas y que infunden mucho miedo. Lo cierto es que “la inmensa mayoría de los abusos los perpetran los padres u otros parientes próximos”, concluye Shapiro. Otras investigaciones confirman este hecho, y añaden que, a veces, amigos íntimos de la familia han ido preparando al niño y a los familiares hasta encontrar el momento de realizar su maquinación. El incesto es el abuso de confianza más vergonzoso que existe.
Otro peligro que amenaza a los niños del mundo entero es el abuso sexual por parte de pedófilos o pederastas. El boletín Trends & Issues in Crime and Criminal Justice ofrece esta definición: “Paidofilia es la atracción sexual hacia niños muy pequeños. [...] Siempre implica la comisión de delitos tales como agresión sexual, actos indecentes y ofensas relacionadas con la pornografía infantil”.
De todas partes del mundo llegan noticias escalofriantes sobre redes de pederastas que, con avaricia, explotan sexualmente a menores (véase el recuadro de la pág. 7). Las víctimas son tanto niños como niñas de tierna edad. Hombres sin escrúpulos los engañan, abusan sexualmente de ellos y luego los amenazan o los colman de mimos para que se queden en el “club”. A menudo, quienes planean y llevan a cabo estas vilezas son figuras importantes de la comunidad, y a veces obran con el pleno conocimiento y la protección de la policía y el poder judicial.
También ha habido escándalos relacionados con abusos sexuales de menores cometidos por líderes religiosos. Se oyen noticias de todas partes del mundo que ponen de manifiesto lo extendidos que están los abusos deshonestos perpetrados por clérigos, a veces incluso en el nombre de Dios. Por ejemplo, un sacerdote anglicano convicto había dicho a su víctima de 10 años que “Dios hablaba por medio de él [el sacerdote], y que todo lo que él hiciera, o hiciera [el muchacho], tenía la aprobación de Dios y, por lo tanto, estaba bien”.
En Australia, una reseña del libro The Battle and the Backlash: The Child Sexual Abuse War (La batalla y la contraofensiva: la guerra del abuso sexual de menores) mencionó el abuso de menores por parte de clérigos y otras personas que ocupan puestos de confianza, y dijo que las organizaciones implicadas parecían más interesadas en guardar la imagen y protegerse a sí mismas que en proteger a niños vulnerables.
Efectos devastadores
Cuando un niño deposita su confianza en alguien, suele hacerlo plenamente, sin reservas. De ahí que traicionar su confianza produzca efectos tan devastadores en su incauta mentalidad infantil. La publicación Child Abuse & Neglect (Abuso y abandono de menores) dice: “Las personas y los lugares que antes comunicaban seguridad y apoyo, ahora se asocian con peligro y temor. El mundo del niño se vuelve menos predecible y controlable”.
Como consecuencia de dicho abuso, que en muchos casos se prolonga por bastantes años, algunas víctimas acaban experimentando problemas sociales y psiquiátricos cuando ya son adultos. Este abuso de confianza es tan nocivo porque alguien se ha aprovechado del menor por el hecho de ser menor. Además, muchos niños que sufren abusos nunca denuncian lo sucedido, algo con lo que casi siempre cuentan los agresores.
En los últimos años se ha ido acumulando tal montaña de pruebas de la existencia de abuso de menores en todo el mundo, que ya no puede negarse ni pasarse por alto. Pero la opinión general es que erradicarlo no es tarea fácil. De ahí las siguientes preguntas: ¿Hay alguien realmente capaz de proteger a los niños? ¿Qué podemos hacer los padres para proteger a nuestros vulnerables hijos —la herencia que hemos recibido de Dios— y velar por ellos? ¿A quién pueden recurrir los padres en busca de ayuda?
[Recuadro de la página 7]
Redada en Internet
Hace unos meses, en una de las mayores redadas llevadas a cabo contra la pornografía infantil en Internet, la policía de doce países registró las casas de más de cien presuntos pederastas. Al desarticular una sola red de pederastas que operaba en Estados Unidos, la policía se incautó de más de cien mil imágenes pornográficas de niños.
El detective británico que coordinó las investigaciones efectuadas en Internet durante los cinco meses de la operación declaró: “El contenido de este material revolvería el estómago de cualquier persona decente”. Las víctimas eran niños y niñas, algunos de tan solo dos años de edad. La policía belga dijo que las imágenes de Internet eran “las escenas más repugnantes de la pornografía infantil. [...] La situación llegó al extremo de que había quienes abusaban hasta de sus propios hijos para poder presentar las imágenes más llamativas”. Un hombre tenía fotos de sí mismo violando a su sobrina y las introdujo en su computadora.
Entre los presuntos implicados se cuentan maestros, un científico, un estudiante de Derecho, un estudiante de Medicina, un jefe de un grupo de escultistas (boy scouts), un contable y un profesor universitario.
8 de noviembre 03:58, Fantochéé
CLÉRIGOS HOMOSEXUALES
“Ya es hora de que alguien lo diga sin rodeos —escribe el clérigo Andrew Greeley en el periódico National Catholic Reporter—. Los líderes de la Iglesia son culpables de otra insensatez más, una que está destruyendo todo aquello por lo que en un tiempo abogaba el sacerdocio católico.” ¿De qué se trata? “Las autoridades eclesiásticas toleran una norma doble sobre el celibato y, debido a estupidez y cobardía, permiten que los sacerdotes se vuelvan sustancialmente —y quizás con el tiempo, principalmente— gays”, dice Greeley. Aunque reconoce que “quizás la orientación de muchos sacerdotes, obispos, papas y hasta santos de tiempo atrás haya sido más homosexual que heterosexual”, él cree que la política eclesiástica actual tocante a la sexualidad de los sacerdotes está haciendo que predominen entre ellos los homosexuales, con lo que aún se perjudica más “la imagen ya empañada del sacerdocio”. Greeley añade: “Parece que muchos sacerdotes homosexuales ordenados en las pasadas dos décadas llevan una vida sexual activa y que algunos de ellos también son pedófilos [prefieren a los niños como objeto erótico]”.
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