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Para comprender el presente, dicen que primero hay que conocer el pasado, si es así, considero conveniente iniciar este articulo con una muy breve historia de un tema, que a pesar de no ser nuevo, no deja de sorprender y de ser polémico: “El suicidio”.
A lo largo de la historia ha variado la actitud de la sociedad hacia el acto del suicidio, sus formas y su frecuencia.
En la Europa antigua, sobre todo en el imperio romano, el suicidio estaba consentido como un acto honroso; por esta razón los antiguos romanos admitían muchas razones legítimas para su práctica. Después “Varios concilios de la iglesia cristiana decretaron que aquellos que cometieran suicidio, no se les podría aplicar los rituales ordinarios de la iglesia tras su muerte”. En la edad media, la iglesia Católica Romana consideró expresamente esta práctica y la tomó como un pecado.
Mostrando esto como antecedente, me atrevo a iniciar este ensayo, no sin antes advertirle lector que puedes toparte con unos conceptos un tanto diferentes a los del común denominador.
Me parece pertinente entonces empezar el tema con una pregunta… ¿Sabes tú que es el suicidio?, casi puedo imaginar tu respuesta: “El suicidio es el acto voluntario de matarse directamente, y que va además contra lo que se supone es la naturaleza del hombre: Conservar y perpetuar la vida”.
Todos hemos nacido con la capacidad de quitarnos la vida, y cada día miles de personas toman ese camino como única opción a sus “problemas”.
Esta situación es alarmante para personas cuyas vidas pueden ser perfectas, aunque acepto que este término es exagerado, puesto que nada ni nadie lo es.
Se dice que también esta acción “ofende al amor del prójimo por que rompe injustamente con los lazos de solidaridad con las sociedades: familiar, nacional y humana” con las cuales estamos obligados.
Pero… ¿Quién dijo que estamos obligados a cumplir?, me atrevería a jurar que si realizo una encuesta con esa pregunta, lo más seguro es que la mayoría se quede sin saber que contestar.
La respuesta, yo te la daré, en nuestra sociedad y en esta época se ve el suicidio como un evento pecaminoso, sólo por que así lo ven los demás, por que la mayoría dice que no es lo normal; y la iglesia condena de tal manera el acto que te garantiza el infierno, y es que Einstein tenía mucha razón cuando dijo “es más fácil dividir un átomo que un preconcepto”. Creo entonces que la iglesia (hasta hace unos años) había hecho un buen trabajo, no obstante algo debe estar fallándole, puesto que el número de casos va en aumento, y las estadísticas no mienten.
Como recién menciono aquí arriba, la iglesia lo condena (al suicidio) como uno de los mayores pecados, sin embargo yo soy partidaria de esa frase ya común que dice más o menos así: ”el pecado se encuentra en el arrepentimiento” y en efecto, si una persona se quita la vida es obvio que ya no tendrá la posibilidad de lamentarse. Así mismo, si vas a consumar el episodio, no debe de haber un arrepentimiento ya que lo efectúas (quiero suponer) consciente de lo que estás haciendo.
Y es que realmente, este acto es para todos, no cualquier persona cumple con el perfil necesario para llevar a cabo este acto, es mentira que se tenga que estar demente para consumarlo, por el contrario creo que son personas con un valor envidiable, puesto que están dejando todo, incluso la posibilidad de arreglar su vida, y ser felices.
Pero ahora hablemos de la patética escena Post-Suicidio, todas esas personas, que tontamente se culpan de la muerte de una persona que se quitó la vida voluntariamente, eso es algo que me provoca una ligera gracia, y es que como acabo de mencionar el suicida toma esa decisión de manera voluntaria e individual, lo que significa que nadie se lo pidió (por que si así fuera, entonces ya no se estaría hablando de suicidio), así que no veo el caso de adjudicarse a una culpa que simplemente a nadie que no sea “el perjudicado” a quién yo más bien llamaría “el beneficiado”.
Supongamos entonces que yo decido terminar con mi existencia. Me atrevería a jurar que más de una persona – llámese familiar, pareja o amigos – encontraría en su interior sentimientos de culpa, pensando que la tragedia pudo haberse evitado.
Aclaro: En primer lugar no estoy de acuerdo en llamar a este acto una tragedia, puesto que estaría llevando a cabo mi objetivo de manera triunfal. Además en algunas culturas (como ya había mencionado) este evento es permitido, puesto que lo ven como una manera honrosa de evitar una situación tan denigrante como la vida misma (en ocasiones).
Tomando lo anterior en cuenta, y sin intenciones de persuadir considero que el suicidio puede ser la mejor opción, dependiendo del sentido que se le de , y respecto a lo que los demás puedan pensar, no hay que olvidar lo siguiente “las canciones se hacen famosas a base de repeticiones” con esto quiero dar a entender que este acto no es aceptado aún, sin embargo hay que tomar en cuenta que vivimos en una sociedad cambiante, y que sólo es cuestión de que la humanidad se familiarice con el término un poco más, para que finalmente no sea un hecho condenado.
Cuando esto suceda toda la sociedad comprenderá que aún con todo lo bueno y lo no tan bueno que una decisión de este tipo pueda generar, es simplemente la respuesta o la manera de algunas personas para afrontar determinadas situaciones, por lo que se debe mostrar la educación y brindar el suficiente respeto, ya que la vida es propia de cada persona y cada quién puede hacer de ella lo que mejor le parezca, aunque en ocasiones no concuerde con los patrones de conducta que la sociedad nos ha impuesto.