http://noticiasinteresantes.blogcindario.com/2008/01/01003-nochevieja-del-ano-999-cuando-se-creia-que-llegaria-el-fin-del-mundo.html
NOCHEVIEJA DEL AÑO 999... CUANDO SE CREIA QUE LLEGARIA EL FIN DEL MUNDO
LA ULTIMA NOCHE DEL AÑO 999 PRESAGIABA EL FIN DE LOS TIEMPOS... AUNQUE AL FINAL... NO PASO NADA
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Asi se vivio en la Basílica de San Pedro (Roma), el 31 de Diciembre de 999. Justo antes de la medianoche, cuando se pensaba que llegaria el apocalipsis y el mundo se acabaria...
"El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra desde la venida de Cristo. Resonaba en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.
Tras la misa de medianoche, reino un silencio mortal. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!
Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, varios cuerpos cayeron pesadamente en el suelo frío de piedra. Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, tres, cuatro... Dio doce... La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, y siguió reinando un silencio de muerte!
Entonces el papa Silvestre se volvió en torno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor, extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas de las torres empezaron un alegre y jubiloso repique.
Hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando e intercambiándose al beso de la paz. Así terminó el año mil del nacimiento de Jesús". Quiza por todo esto el 31 de diciembre de cada año se celebra el dia de... San Silvestre.
O al menos asi describe el historiador Frederick H. Martens, lo que debió pasar en aquella angustiosa noche en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.
Pero... Qué fue realmente lo que sucedió en el mundo en la nochevieja del año 999? Hubo pánico o sólo fue una leyenda medieval?
Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de Diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país, Islandia, se convertiría en masa al cristianismo.
Hubo muchos rumores, pero nada se hizo público por temor a que los ciudadanos, presos de la histeria, vendieran sus posesiones y acabaran apiñándose en las iglesias orando por la salvación.
El historiador Charles B. Strozier escribió: "hay pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, es decir, dejaron de realizar las actividades fundamentales que definen la vida monástica".
Hay muchas más leyendas acerca del inminente apocalipsis del año 1000 como las narradas por Charles Berlitz: «El año 999 se acercaba a su fin en una especie de histeria colectiva que se apoderó de Europa. Todas las formas de actividad se convirtieron en espectros de la fatalidad inminente... Los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente... El comercio entre pueblos y ciudades fue interrumpido en gran medida; las viviendas fueron descuidadas y se dejaron caer en la ruina, ya que el hecho de acumular riquezas podría ser tomado en su contra en el día del Juicio Final.
Mendigos se alimentaban de los más afortunados, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel a pesar de que muchos querían permanecer en ella, llorando por su deseo de redimir sus pecados antes del final. Las iglesias, las puertas de los monasterios y conventos, y las grandes catedrales fueron constantemente asediadas por multitudes exigiendo la confesión y la absolución. Sacerdotes impartían absolución general, de día y de noche con multitud de personas que no podían entrar y estaban de pie fuera de las grandes puertas...
Los peregrinos acudían a Jerusalén desde todos los puntos de Europa. Caballeros, burgueses de las ciudades e incluso siervos, todos viajaban juntos, muchos de ellos con sus esposas e hijos, viajaron hacia el este en grandes bandadas. Las diferencias de clase fueron olvidadas en un torrente de hermandad cristiana. Algunos marchaban bajo azotes de castigo por los pecados pasados, mientras que otros cantaban himnos y salmos....
Cuando llegó Diciembre, la psicosis y el fanatismo se apoderó de las masas, surgiendo el lado oscuro de la naturaleza humana. Hubo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final o simplemente no podían soportar la presión de esperar a que llegara el Día del Juicio.
Llegó la Navidad, tal vez la última Navidad del mundo, quien sabe, con un torrente de piedad y de amor. Familias y amantes renovaban sus lazos de amor en las últimas horas. Los animales de granja fueron liberados por sus propietarios preparándolos para la muerte y la sentencia definitiva. Las panaderías y tiendas de alimentos, regalaron sus bienes y negaron las monedas de quién quería pagar... En las cálidas tierras de Italia, España y Sur de Francia a los enfermos y los moribundos en los hospitales y conventos se las sacó a la luz del día para que pudieran ver personalmente a Cristo descendiendo de los cielos.
Después de la Navidad todo cambió, de una forma más cínica y menos crédulos, se comenzó una «cuenta atrás» en serio.
Pero al final llegó la medianoche... y no pasó nada de nada. Sería muy interesante saber lo que realmente ocurrió y si ocurrió algo realmente. De todos modos, sea verdad o sean leyendas es curioso ver como el hombre puede actuar ante lo desconocido, ante el miedo a no saber qué puede suceder en un determinado momento. Somos un cúmulo de sorpresas...
Tampoco sabemos si las parejas que se confesaron infieles y se perdonaron, siguieron viviendo juntos y felices al dia siguiente... y probablemente nunca lo sepamos... pero la verdad es que la ultima noche de siglo, la ultima noche del año 999... fue una nochevieja diferente... para todos.
Espero que te haya gustado esta historia, muy apropiada para el primer dia del año nuevo... si es que no se ha acabado el mundo y no la puedes leer!!! Muchas gracias por tu visita... y por tu solidaridad Ah... y feliz año!
Fuente: jablago.es
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Asi se vivio en la Basílica de San Pedro (Roma), el 31 de Diciembre de 999. Justo antes de la medianoche, cuando se pensaba que llegaria el apocalipsis y el mundo se acabaria...
"El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra desde la venida de Cristo. Resonaba en los oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un latido por cada segundo que pasaba.
Tras la misa de medianoche, reino un silencio mortal. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!
Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, varios cuerpos cayeron pesadamente en el suelo frío de piedra. Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, tres, cuatro... Dio doce... La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, y siguió reinando un silencio de muerte!
Entonces el papa Silvestre se volvió en torno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor, extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas de las torres empezaron un alegre y jubiloso repique.
Hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando e intercambiándose al beso de la paz. Así terminó el año mil del nacimiento de Jesús". Quiza por todo esto el 31 de diciembre de cada año se celebra el dia de... San Silvestre.
O al menos asi describe el historiador Frederick H. Martens, lo que debió pasar en aquella angustiosa noche en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.
Pero... Qué fue realmente lo que sucedió en el mundo en la nochevieja del año 999? Hubo pánico o sólo fue una leyenda medieval?
Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de Diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país, Islandia, se convertiría en masa al cristianismo.
Hubo muchos rumores, pero nada se hizo público por temor a que los ciudadanos, presos de la histeria, vendieran sus posesiones y acabaran apiñándose en las iglesias orando por la salvación.
El historiador Charles B. Strozier escribió: "hay pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, es decir, dejaron de realizar las actividades fundamentales que definen la vida monástica".
Hay muchas más leyendas acerca del inminente apocalipsis del año 1000 como las narradas por Charles Berlitz: «El año 999 se acercaba a su fin en una especie de histeria colectiva que se apoderó de Europa. Todas las formas de actividad se convirtieron en espectros de la fatalidad inminente... Los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente... El comercio entre pueblos y ciudades fue interrumpido en gran medida; las viviendas fueron descuidadas y se dejaron caer en la ruina, ya que el hecho de acumular riquezas podría ser tomado en su contra en el día del Juicio Final.
Mendigos se alimentaban de los más afortunados, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel a pesar de que muchos querían permanecer en ella, llorando por su deseo de redimir sus pecados antes del final. Las iglesias, las puertas de los monasterios y conventos, y las grandes catedrales fueron constantemente asediadas por multitudes exigiendo la confesión y la absolución. Sacerdotes impartían absolución general, de día y de noche con multitud de personas que no podían entrar y estaban de pie fuera de las grandes puertas...
Los peregrinos acudían a Jerusalén desde todos los puntos de Europa. Caballeros, burgueses de las ciudades e incluso siervos, todos viajaban juntos, muchos de ellos con sus esposas e hijos, viajaron hacia el este en grandes bandadas. Las diferencias de clase fueron olvidadas en un torrente de hermandad cristiana. Algunos marchaban bajo azotes de castigo por los pecados pasados, mientras que otros cantaban himnos y salmos....
Cuando llegó Diciembre, la psicosis y el fanatismo se apoderó de las masas, surgiendo el lado oscuro de la naturaleza humana. Hubo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final o simplemente no podían soportar la presión de esperar a que llegara el Día del Juicio.
Llegó la Navidad, tal vez la última Navidad del mundo, quien sabe, con un torrente de piedad y de amor. Familias y amantes renovaban sus lazos de amor en las últimas horas. Los animales de granja fueron liberados por sus propietarios preparándolos para la muerte y la sentencia definitiva. Las panaderías y tiendas de alimentos, regalaron sus bienes y negaron las monedas de quién quería pagar... En las cálidas tierras de Italia, España y Sur de Francia a los enfermos y los moribundos en los hospitales y conventos se las sacó a la luz del día para que pudieran ver personalmente a Cristo descendiendo de los cielos.
Después de la Navidad todo cambió, de una forma más cínica y menos crédulos, se comenzó una «cuenta atrás» en serio.
Pero al final llegó la medianoche... y no pasó nada de nada. Sería muy interesante saber lo que realmente ocurrió y si ocurrió algo realmente. De todos modos, sea verdad o sean leyendas es curioso ver como el hombre puede actuar ante lo desconocido, ante el miedo a no saber qué puede suceder en un determinado momento. Somos un cúmulo de sorpresas...
Tampoco sabemos si las parejas que se confesaron infieles y se perdonaron, siguieron viviendo juntos y felices al dia siguiente... y probablemente nunca lo sepamos... pero la verdad es que la ultima noche de siglo, la ultima noche del año 999... fue una nochevieja diferente... para todos.
Espero que te haya gustado esta historia, muy apropiada para el primer dia del año nuevo... si es que no se ha acabado el mundo y no la puedes leer!!! Muchas gracias por tu visita... y por tu solidaridad Ah... y feliz año!
Fuente: jablago.es
Comentarios
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- Autor: Invitado
- Fecha: martes, 24 de mayo de 2011
- Hora:23:43
TERRIBLE.. lo que hace la LOCURA por lo ESTUPIDO... por lo llamado "sagrado" y como se BENEFICIAN DE TANTO ORATE CREDULO.
- Autor: anacrimalu
- Fecha: lunes, 30 de enero de 2012
- Hora:21:26
..aunque en realidad el último día del siglo y del milenio fue el 31 de diciembre del año 1000
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/02/11/el-ultimo-minuto-del-ano-999-el-primer-apocalipsis-fallido/
El papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede la puerta abierta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos.
Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!
Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, varios cuerpos cayeron pesadamente en el suelo frío de piedra. Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, tres, cuatro… Dio doce… La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, ¡y siguió reinando un silencio de muerte!
Entonces el papa Silvestre se volvió en torno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor, extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas de las torres empezaron un alegre y jubiloso repique, y desde la galería del órgano empezó a sonar un coro de gozosas voces, jóvenes y mayores, un poco inseguras al principio, quizá, pero haciéndose más claras y firmes por momentos. Cantaban el Te Deum laudamus: “A ti, Dios, te alabamos”.
Todos los presentes unieron sus voces a las del coro. Pero pasó algún tiempo antes de que las espaldas en espasmo pudieran enderezarse, y la gente se recuperara del terrible espectáculo ofrecido por los que se habían muerto de miedo. Terminado de cantar el Te Deum, hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando e intercambiándose al beso de la paz. ¡Así terminó el año mil del nacimiento de Jesús!
De esta impresionante manera describe el historiador Frederick H. Martens, en La Historia de la vida humana, lo que debió de pasar en aquella angustiosa noche en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.
Nosotros también hemos vivido un final de milenio. Cierto es que no se armó mucho revuelo ya que la sociedad en la que vivimos es más avanzada, pero aún así, muchas personas creían que algo iba a pasar.
El año 1000 ha sido descrito muchas veces como una época muy radical de temores apocalípticos y de sensaciones generalizadas de histeria. Pero al final los temores resultaron ser sólo fantasías. ¿Qué fue realmente lo que sucedió en el mundo en la nochevieja del año 999? ¿Hubo pánico o sólo fue una leyenda medieval?
Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de Diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país -Islandia- se convertiría en masa al cristianismo.
Hubieron muchos rumores pero nada se hizo público por temor a que los ciudadanos, histéricos ante un inminente Armagedón, vendieran sus posesiones y acabaran apiñándose en las iglesias orando por la salvación.
No importa cuántos historiadores intentaran desbancar estos mitos, sin embargo, estas leyendas perduran hoy en día. Debido a que las fuentes sobre el año 1000 son limitadas y la información es escasa, es necesario apoyarse en el testimonio de algunos testigos, en general, políticos y dirigentes religiosos, y no siempre son las fuentes más confiables.
Otros historiadores, sin embargo, avivaron más las llamas de la duda. Como Charles B. Strozier, profesor de historia en el John Jay College, que escribió: “hay pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, es decir, dejaron de realizar las actividades fundamentales que definen la vida monástica.“
Hay muchas más leyendas acerca del inminente apocalipsis del año 1000 como las narradas por el famoso y políglota Charles Berlitz: “El año 999 se acercaba a su fin en una especie de histeria colectiva que se apoderó de Europa. Todas las formas de actividad se convirtieron en espectros de la fatalidad inminente… Los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente… El comercio entre pueblos y ciudades fue interrumpido en gran medida; las viviendas fueron descuidadas y se dejaron caer en la ruina, ya que el hecho de acumular riquezas podría ser tomado en su contra en el día del Juicio Final. Mendigos se alimentaban de los más afortunados, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel a pesar de que muchos querían permanecer en ella, llorando por su deseo de redimir sus pecados antes del final. Las iglesias, las puertas de los monasterios y conventos, y las grandes catedrales fueron constantemente asediadas por multitudes exigiendo la confesión y la absolución. Sacerdotes impartían absolución general, de día y de noche con multitud de personas que no podían entrar y estaban de pie fuera de las grandes puertas…
Los peregrinos acudían a Jerusalén desde todos los puntos de
Europa. Caballeros, burgueses de las ciudades e incluso siervos, todos
viajaban juntos, muchos de ellos con sus esposas e hijos, viajaron hacia
el este en grandes bandadas. Las diferencias de clase fueron olvidadas
en un torrente de hermandad cristiana. Algunos marchaban bajo azotes de
castigo por los pecados pasados, mientras que otros cantaban himnos y
salmos….
Cuando llegó Diciembre, la psicosis y el fanatismo se apoderó de las masas, surgiendo el lado oscuro de la naturaleza humana. Hubo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final o simplemente no podían soportar la presión de esperar a que llegara el Día del Juicio.
Llegó la Navidad, tal vez la última Navidad del mundo, quien sabe, con un torrente de piedad y de amor. Familias y amantes renovaban sus lazos de amor en las últimas horas. Los animales de granja fueron liberados por sus propietarios preparándolos para la muerte y la sentencia definitiva. Las panaderías y tiendas de alimentos, regalaron sus bienes y negaron las monedas de quién quería pagar… En las cálidas tierras de Italia, España y Sur de Francia a los enfermos y los moribundos en los hospitales y conventos se las sacó a la luz del día para que pudieran ver personalmente a Cristo descendiendo de los cielos.
Después de la Navidad todo cambió, de una forma más cínica y menos crédulos, se comenzó una “cuenta atrás” en serio.
Claro está, al final llegó la medianoche y no pasó nada de nada. Sería muy interesante saber lo que realmente ocurrió y si ocurrió algo realmente. De todos modos, sea verdad o sean leyendas es curioso ver como el hombre puede actuar ante lo desconocido, ante el miedo a no saber qué puede suceder en un determinado momento. Somos un cúmulo de sorpresas…
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/02/11/el-ultimo-minuto-del-ano-999-el-primer-apocalipsis-fallido/
El primer fin del mundo
Basílica de San Pedro (Roma) el 31 de Diciembre de 999. Son las doce de la noche.
El papa Silvestre II se irguió hasta el altar mayor. La iglesia
estaba a rebosar, y todos se habían arrodillado. El silencio era tan
grande que se oía el roce de las mangas blancas del papa al moverse en
torno al altar. Y hubo todavía otro ruido. Era un sonido que parecía
medir los últimos minutos de los mil años de existencia de La Tierra
desde la venida de Cristo. Resonaba en los
oídos de los allí presentes como el latido en los oídos de quien tiene
fiebre, con un ritmo sonoro, regular, incesante. La puerta de la
sacristía estaba abierta, y lo que oían los asistentes era el tictac
uniforme e ininterrumpido del gran reloj que colgaba dentro, con un
latido por cada segundo que pasaba.El papa era un hombre de férreo poder de voluntad, tranquilo y concentrado. Probablemente había dejado adrede la puerta abierta de la sacristía, para lograr el mayor efecto en ese gran momento. No se movía ni le temblaban las manos.
Se había dicho la misa de medianoche, y reinó un silencio mortal. Los presentes esperaban… El papa Silvestre no dijo una palabra. Parecía sumergido en la oración, con las manos elevadas al cielo. El reloj seguía su tictac. Un largo suspiro se elevó del pueblo, pero no pasó nada. Como niños con miedo a la oscuridad, todos los que estaban en la iglesia yacían con el rostro en el suelo, y no se atrevían a levantar la mirada. Un sudor de miedo cubría muchas frentes heladas, y las rodillas y los pies perdieron toda sensibilidad. Entonces, de repente, ¡el reloj cesó en su tictac!
Entre los asistentes empezó a formarse en muchas gargantas un grito de terror. Y, muertos de miedo, varios cuerpos cayeron pesadamente en el suelo frío de piedra. Entonces el reloj empezó a dar campanadas. Dio una, dos, tres, cuatro… Dio doce… La duodécima campanada resonó extinguiéndose en ecos, ¡y siguió reinando un silencio de muerte!
Entonces el papa Silvestre se volvió en torno, y con la orgullosa sonrisa de un vencedor, extendió las manos en bendición sobre las cabezas de los que llenaban la iglesia. Y en ese mismo momento todas las campanas de las torres empezaron un alegre y jubiloso repique, y desde la galería del órgano empezó a sonar un coro de gozosas voces, jóvenes y mayores, un poco inseguras al principio, quizá, pero haciéndose más claras y firmes por momentos. Cantaban el Te Deum laudamus: “A ti, Dios, te alabamos”.
Todos los presentes unieron sus voces a las del coro. Pero pasó algún tiempo antes de que las espaldas en espasmo pudieran enderezarse, y la gente se recuperara del terrible espectáculo ofrecido por los que se habían muerto de miedo. Terminado de cantar el Te Deum, hombres y mujeres cayeron unos en brazos de otros, riendo y llorando e intercambiándose al beso de la paz. ¡Así terminó el año mil del nacimiento de Jesús!
De esta impresionante manera describe el historiador Frederick H. Martens, en La Historia de la vida humana, lo que debió de pasar en aquella angustiosa noche en la que se creía, en toda Europa, que era la última noche, la que desencadenaba el temido fin del mundo.
Nosotros también hemos vivido un final de milenio. Cierto es que no se armó mucho revuelo ya que la sociedad en la que vivimos es más avanzada, pero aún así, muchas personas creían que algo iba a pasar.
El año 1000 ha sido descrito muchas veces como una época muy radical de temores apocalípticos y de sensaciones generalizadas de histeria. Pero al final los temores resultaron ser sólo fantasías. ¿Qué fue realmente lo que sucedió en el mundo en la nochevieja del año 999? ¿Hubo pánico o sólo fue una leyenda medieval?
Historiadores de aquella época mostraban el año 1000 como un año de locura general, de pánico y de fatalidades inminentes. Tan grande fue el fervor apocalíptico que, según reza la leyenda, en el tramo de la medianoche del 31 de Diciembre al 1 de enero de 1000, la población de todo un país -Islandia- se convertiría en masa al cristianismo.
Hubieron muchos rumores pero nada se hizo público por temor a que los ciudadanos, histéricos ante un inminente Armagedón, vendieran sus posesiones y acabaran apiñándose en las iglesias orando por la salvación.
No importa cuántos historiadores intentaran desbancar estos mitos, sin embargo, estas leyendas perduran hoy en día. Debido a que las fuentes sobre el año 1000 son limitadas y la información es escasa, es necesario apoyarse en el testimonio de algunos testigos, en general, políticos y dirigentes religiosos, y no siempre son las fuentes más confiables.
Otros historiadores, sin embargo, avivaron más las llamas de la duda. Como Charles B. Strozier, profesor de historia en el John Jay College, que escribió: “hay pruebas de que los monjes dejaron de copiar la Biblia, es decir, dejaron de realizar las actividades fundamentales que definen la vida monástica.“
Hay muchas más leyendas acerca del inminente apocalipsis del año 1000 como las narradas por el famoso y políglota Charles Berlitz: “El año 999 se acercaba a su fin en una especie de histeria colectiva que se apoderó de Europa. Todas las formas de actividad se convirtieron en espectros de la fatalidad inminente… Los hombres se perdonaron sus deudas, maridos y mujeres confesaron sus infidelidades y se perdonaron mutuamente… El comercio entre pueblos y ciudades fue interrumpido en gran medida; las viviendas fueron descuidadas y se dejaron caer en la ruina, ya que el hecho de acumular riquezas podría ser tomado en su contra en el día del Juicio Final. Mendigos se alimentaban de los más afortunados, los culpables de los crímenes fueron liberados de la cárcel a pesar de que muchos querían permanecer en ella, llorando por su deseo de redimir sus pecados antes del final. Las iglesias, las puertas de los monasterios y conventos, y las grandes catedrales fueron constantemente asediadas por multitudes exigiendo la confesión y la absolución. Sacerdotes impartían absolución general, de día y de noche con multitud de personas que no podían entrar y estaban de pie fuera de las grandes puertas…
Cuando llegó Diciembre, la psicosis y el fanatismo se apoderó de las masas, surgiendo el lado oscuro de la naturaleza humana. Hubo una ola de suicidios de personas que trataban de castigarse a sí mismos antes del final o simplemente no podían soportar la presión de esperar a que llegara el Día del Juicio.
Llegó la Navidad, tal vez la última Navidad del mundo, quien sabe, con un torrente de piedad y de amor. Familias y amantes renovaban sus lazos de amor en las últimas horas. Los animales de granja fueron liberados por sus propietarios preparándolos para la muerte y la sentencia definitiva. Las panaderías y tiendas de alimentos, regalaron sus bienes y negaron las monedas de quién quería pagar… En las cálidas tierras de Italia, España y Sur de Francia a los enfermos y los moribundos en los hospitales y conventos se las sacó a la luz del día para que pudieran ver personalmente a Cristo descendiendo de los cielos.
Después de la Navidad todo cambió, de una forma más cínica y menos crédulos, se comenzó una “cuenta atrás” en serio.
Claro está, al final llegó la medianoche y no pasó nada de nada. Sería muy interesante saber lo que realmente ocurrió y si ocurrió algo realmente. De todos modos, sea verdad o sean leyendas es curioso ver como el hombre puede actuar ante lo desconocido, ante el miedo a no saber qué puede suceder en un determinado momento. Somos un cúmulo de sorpresas…
Fuente:
www.jaimeblanco.com
Europa año Mil: el despertar de un mundo nuevo
Los autores románticos transmitieron
la idea de un año Mil marcado por el temor al fin del mundo. Pero la
realidad de Europa estaba muy lejos de tan dramática imagen.
Basándose en algunos textos literarios,
los historiadores del siglo XIX afirmaron que en el año 1000 de nuestra
era toda Europa quedó dominada por el miedo al fin del mundo. En el
Apocalipsis de san Juan se decía, en efecto, que mil años después de
Jesucristo el diablo, bajo la forma de un dragón, saldría del abismo en
el que le había encerrado un ángel, provocando la desolación en toda la
Tierra. Muchos identificaron la profecía apocalíptica con la del
Anticristo y el Juicio Final, e interpretaron que las guerras, epidemias
o fenómenos extraordinarios como eclipses y cometas que se estaban
produciendo por aquellos años eran signos anunciadores de que ese
momento crítico se estaba acercando.
Los historiadores actuales, sin embargo, consideran que esta visión del año Mil resulta exagerada y constituye un mito. No puede decirse que la obsesión por el fin del mundo fuera mayor en el año 1000 que en el siglo VII o en el XIV. Se trataba de una constante de la mentalidad medieval, y además tales miedos nunca fueron un fenómeno general. De hecho, si se examina la situación de la Europa cristiana a principios del siglo XI, el panorama se aleja mucho de los tonos sombríos con que solían describirlo los historiadores del Romanticismo. En esas décadas la faz del continente estaba cambiando de forma muy sensible. Estaba surgiendo una nueva sociedad, en la que la economía urbana tenía cada vez mayor papel y que aprovechaba la relativa prosperidad del campo. En Francia surgía la monarquía de los Capetos; en la península ibérica los reinos cristianos aprovechaban la crisis del califato andalusí para extenderse por toda la Meseta; en el norte de Italia se consolidaban las comunas comerciales. Precisamente en torno al año 1000 el emperador germano Otón III y el papa Silvestre lanzaban un programa de "renovación del imperio", como un intento de resucitar las glorias de la antigua Roma. El arte románico, gestado también en esas décadas, respondía a un mismo anhelo de recuperar la herencia de la Antigüedad clásica.
Lejos de la imagen oscurantista que sugiere el mito romántico del año Mil, la Europa de principios del siglo XI preparaba un mundo nuevo que se materializaría en la época del gótico y del Renacimiento.
Los historiadores actuales, sin embargo, consideran que esta visión del año Mil resulta exagerada y constituye un mito. No puede decirse que la obsesión por el fin del mundo fuera mayor en el año 1000 que en el siglo VII o en el XIV. Se trataba de una constante de la mentalidad medieval, y además tales miedos nunca fueron un fenómeno general. De hecho, si se examina la situación de la Europa cristiana a principios del siglo XI, el panorama se aleja mucho de los tonos sombríos con que solían describirlo los historiadores del Romanticismo. En esas décadas la faz del continente estaba cambiando de forma muy sensible. Estaba surgiendo una nueva sociedad, en la que la economía urbana tenía cada vez mayor papel y que aprovechaba la relativa prosperidad del campo. En Francia surgía la monarquía de los Capetos; en la península ibérica los reinos cristianos aprovechaban la crisis del califato andalusí para extenderse por toda la Meseta; en el norte de Italia se consolidaban las comunas comerciales. Precisamente en torno al año 1000 el emperador germano Otón III y el papa Silvestre lanzaban un programa de "renovación del imperio", como un intento de resucitar las glorias de la antigua Roma. El arte románico, gestado también en esas décadas, respondía a un mismo anhelo de recuperar la herencia de la Antigüedad clásica.
Lejos de la imagen oscurantista que sugiere el mito romántico del año Mil, la Europa de principios del siglo XI preparaba un mundo nuevo que se materializaría en la época del gótico y del Renacimiento.
http://www.vallenajerilla.com/berceo/philipperobert/miedoprimermilenio.htm
Año 1000, fin del mundo.
¿Por qué? ¿Terror
milenarista, fanatismo apocalítico? Estas explicaciones sólo valen para los
países cristianos. No obstante. la coyuntura del pánico es universal: china,
tolteca, jmer, musulmana, lo
mismo que cristiana y occidental. A través de las religiones que le ofrecen
ocasión de expresarse, el terror del Año Mil pone de manifiesto diversos
niveles de conciencia.
El miedo es, en el fondo, sentimiento de
culpabilidad. Hacia el Año Mil, la humanidad siente la responsabilidad de
todos los grandes cambios técnicos, económicos, sociales y políticos que
transforman al planeta. Roturaciones, desecaciones, irrigaciones,
transforman los paisajes y cambian al mismo tiempo los climas locales. Tal
región, en otro tiempo húmeda a causa de sus bosques, se vuelve árida
después de que éstos han desaparecido al roturarlos. Más que una
consecuencia del clima, la vegetación es su factor. Las talas han llegado a
modificar la trayectoria de los ciclones. El Año Mil marca de esta manera
una lenta fluctuación del clima. Inviernos más fríos, heladas más tardías,
lluvias insólitas, sequías anormalmente prolongadas, daban en nuestras
latitudes la impresión de un desquiciamiento general. .Se creía que el orden
de las estaciones y las leyes de los elementos habían vuelto a caer en un
eterno caos, y se temía el fin de la raza humana.
|
En todas las religiones, y más especialmente en
las que tienden a dar una explicación monista del universo, el mundo y el
orden natural de las cosas son percibidos en su inmovilidad, como creados
para la eternidad desde su comienzo. Cambiar el orden natural de las cosas
es, pues, atentar contra la obra de Dios. En todas las metamorfosis de la
humanidad, el hombre se siente comprometido, solidariamente responsable de
lo que acontece, cayendo fácilmente en el temor. No está nunca seguro de
dominar al destino que él mismo prepara. Hay dos maneras de justificarse:
reconocer la propia culpabilidad, es decir considerarse en pecado (hay el
precedente del pecado original; negar dicha culpabilidad, es decir,
proclamar que la fluctuación y el cambio constituyen la manera de ser del
mundo.
La segunda manera implica una concepción
dualista del mundo, es decir, maniqueísta. El universo es el escenario de
una lucha entre dos principios, nunca llevada hasta su desenlace. Este
concepto es dinámico. El mundo cambia perpetuamente para elevarse a un
futuro mejor.
El sentimiento de culpabilidad inspira una gran
parte de la iconografía del Año Mil. En primer lugar hay la evocación del
pecado original, de la caída. Después de la confesión de la falta viene el
Juicio. Nunca la idea del Juicio Final ha obsesionado tanto a los espíritus.
Es una lógica consecuencia. Los hombres, valerosa y conscientemente,
emprenden por doquier la ruptura de unos limites demasiado estrechos. Son
conscientes, por otra parte, del trastorno provocado en el orden natural.
Se aterran y sienten culpables frente a su Creador,
cuyo veredicto esperan. La obsesión de la muerte revaloriza todas las viejas
pompas fúnebres. Se pone nuevamente gran esmero en la inhumación y se vuelve a
las antiguas costumbres funerarias. Incluso en el universo cristiano, se
entierra a los muertos con objetos y joyas. Las tumbas de las necrópolis
recientemente descubiertas en Angkor, encerraban gran cantidad de cerámica de la
época de los Song. En fin, es el año 998 cuando el abate de Cluny, Odilón,
instituye la fiesta del 2 de Noviembre, en memoria de todos los Fieles Difuntos.
¿
Temor de qué?
El miedo a la muerte parece cosa cotidiana,
constante, normal. En el Año Mil, este miedo es público, colectivo,
extraordinario. El hombre descubre, más allá del miedo individual a la muerte,
el temor solidario de una humanidad abocada a su fin. ¿Testimonios? Son
numerosos en el Occidente. ¿Qué dicen estos testimonios?
*
El
fin del mundo se acerca.
Había, según vimos, múltiples razones para el temor:
el siglo X aparece profundamente marcado por la gran acometida de los
invasores; los gobiernos son inestables, los monarcas asesinados, los dueños son
más despóticos, los castigos más duros, la crueldad más evidente. En todo
momento se aguarda la señal, el anuncio del próximo fin. La maldad del hombre
espanta menos que la ferocidad de la naturaleza. Hasta el Año Mil, parecían
soportables los acontecimientos desdichados. Mas, a partir de entonces, el mundo
parece resquebrajarse. La fuerza devastadora de los cataclismos meteorológicos
provoca la escasez. El hambre cunde, las epidemias enturbian la alegría de cada
primavera. Hay explicaciones naturales de esta dramática situación: las talas de
montes, el crecimiento de la población, el brusco nacimiento de tantas ciudades
defectuosamente abastecidas. Pero no se quiere ver en tal adversidad más que las
señales de la cólera divina y el anuncio del fin próximo. Los fieles de la
Cristiandad confiesan su pecado: sobre todas las iglesias románicas aparecen
Adán y Eva. Los japoneses recientemente convertidos al budismo, los chinos que
han unido a la doctrina de Buda la antigua sabiduría de Confucio, los hindúes
que vuelven al brahmanismo, los mayas que abandonan sus tierras exhaustas, los
árabes que recorren los horizontes de un mundo agitado, todos estos pueblos ven
y representan la legión de demonios que ahora les invade. Nunca la carestía, el hambre y las epidemias fueron
tan agudos y devastadores como hacia el Año Mil: en 987 hambre entre los mayas,
escasez en Europa Central: en 1033, hambre y enfermedades en toda Europa; hacia
la misma época, hambre y peste en la India. Y es que el hombre alcanza un punto
extremo. El cultivo intensivo de Ias tierras ha permitido hasta entonces
alimentar a una población cada día más numerosa, pero ya se toca el limite. El
renacimiento del comercio a gran escala, la multiplicación de viajes y
peregrinaciones hacen más emprendedores a los pueblos. Los itinerarios y las
etapas se definen y se viaja más rápidamente. Por esta misma razón, las endemias
se convierten en epidemias graves. Antes la epidemia mataba sólo a los que
tocaba en su camino y la enfermedad se reducía a un pequeño radio. Hacia el Año
Mil, la movilidad de las gentes, junto con su densidad, hace que la epidemia,
pasando de uno a otro, ataque a comunidades numerosas. Por primera vez se conoce
una gran mortandad. El hombre del Año Mil asiste, pues, con terror al
empeoramiento de sus condiciones de vida. La salvación está en la revolución
técnica, en los grandes cambios sociales y políticos, en las transformaciones
económicas. Pero ello es ignorado por quienes oscilan entre los primeros efectos
dañinos de una metamorfosis y sus lejanas pero benéficas consecuencias.
|
Un universo parece escapar al miedo
del fin del mundo: la América precolombina. Las civilizaciones de América
central han conservado la costumbre de los sacrificios humanos. La proporción de
los sacrificados ha aumentado considerablemente durante la alerta del Año Mil.
Pero la iconografía acusa un optimismo que se opone al gran desconcierto
occidental, jmer o del Japón. Las religiones que
han conservado la práctica de sacrificios que representan un regular
tributo humano a los dioses, parecen más tranquilizadas respecto
a los días venideros que las religiones cuya liturgia se contenta evocando
simbólicamente tales sacrificios.
Las condiciones materiales y el ambiente espiritual
se unen para dar a los temores la dimensión de un gran pánico. Los cataclismos,
el hambre y las epidemias no se atribuyeron a sus causas naturales, sino que se
interpretaron como un efecto de la cólera divina. La inquietud nacida de los
cambios materiales hace a las gentes propensas a todos los terrores. El hombre
del Año Mil tiene ante sus ojos la imagen de un mundo que se desgarra. No sabe
comprender, en los órdenes político y económico, el caos con que se inicia la
génesis de un orden nuevo, de un diferente estado de cosas.
La historia de esta época está tejida por una maraña
de acontecimientos, casi todos vinculados a guerras e invasiones. Las crónicas
están llenas de saqueos e incendios, de matanzas y profanaciones. Esta
turbulencia en la historia es interpretada como señal de un acabamiento próximo
y definitivo, no del simple fin de un viejo orden de cosas, como era el régimen
feudal en Europa, el viejo régimen imperial en el Japón, el régimen de la gran
propiedad rural entre los chinos, la dominación sacerdotal en América
precolombina.
¿Por qué este miedo?
Los progresos sociales han perjudicado gravemente a
muchos hombres. Las sociedades se abren; tal cambio
se hace sentir de inmediato por una disminución en la seguridad le toda aquella
gente fijada hasta entonces en una condición inmutable, fuera servil o no lo
fuera. El siervo en libertad está condenado a vivir por sus propios recursos. En
su servidumbre tenía seguros albergue y comida; en cambio, no disfruta siempre
en su
nueva condición de esta seguridad física. El
campesino desplazado que se amontona en los suburbios de las ciudades, no
encuentra más que miseria. Por todas partes a vida es más eficiente y
productiva, pero se hace más dura para quienes no se adaptan a la nueva marcha
de las cosas. Hay, hacia el Año Mil, hordas considerables le vagabundos,
peregrinos y bandidos ocasionales, incapaces de alcanzar una situación en esta
sociedad que se transforma. Todos estos vagabundos, portadores de
sensacionalismos, son fabricantes de noticias falsas. Los que vuelven de sus
viajes, los mercaderes, los clérigos que han ido a España, el musulmán de
Cartago que estuvo en a India, el toledano que hizo conocimiento con los
eslavos, el gantés que visitó Venecia, todos dan del universo una imagen
fabulosa. En el dintel interior del pórtico le Vézelay nos hallamos ante una
fantástica versión de la fauna humana; también en los rollos pintados de la
época de los Song se muestran extraordinarios seres; por esta época, asimismo,
en los frescos de Tuen-huang, con ocasión de las tentaciones, de Buda, entre
múltiples demonios rollizos, aparecen «los primeros demonios-esqueleto».
Se tiene miedo porque se entra en lo
desconocido, en la incertidumbre del cambio. Para Occidente y para Extremo
Oriente, por primera vez, se hace problema del dogma de la inmutabilidad. Se inventan «criaturas
dotadas con la facultad de cambiar de rostro y de transformarse en cien millones
de maneras». Estas criaturas pueblan un Más Allá, un mundo sobrenatural que se
imagina sereno y tranquilo. De ahora en adelante, hasta la muerte desemboca en
la incertidumbre. En América precolombina, los países de
religiones que sacrifican seres humanos
aún guardan bellas maneras de morir, si hemos de creer a los
relieves de los templos. En El Tajín, en un espacio abarrotado de espantosos
demonios, una víctima muere bajo el cuchillo del sacrificio, tranquila y casi
sonriente, mientras los cantores recitan alabanzas al Señor. (Bajorrelieve, El Tajín, Veracruz.)
Se tiene, pues, miedo de haber cometido un
sacrilegio al violarse por el hombre las fronteras que, en las diversas
cosmogonías, la Creación le había señalado. Cada día ve desencadenarse la
cólera de los dioses. De la muerte, tanto asusta la realidad como la
«superrealidad». El gran terror del Año Mil es el del aprendiz de brujo. El
hombre descubre el secreto de su poder y luego se inquieta al saberlo tan fuerte.
Las minorías selectas están agotadas. Por todas
partes hombres nuevos las sustituyen. Entre los toltecas y los mayas, la
casta de los guerreros suplanta a la de los sacerdotes. Entre los jmer,
la misma
ascensión del rey y sus guerreros. En Occidente se alzan también nuevas
autoridades: el poder secular se enfrenta con el eclesiástico; en la ciudad
los burgueses acaparan los cargos administrativos y fundan dinastías
plebeyas. El miedo del Año Mil se va extinguiendo a medida que estas nuevas
clases dirigentes asumen con energía el porvenir del mundo.
¿Por qué el Año Mil?
Hay una coyuntura universal del pánico. Limitar
las causas de este terror a las predicciones apocalípticas no es
históricamente muy eficaz. Hemos visto hasta qué profundidad son
trastornadas las civilizaciones y las sociedades. En Occidente cristiano,
pretextos litúrgicos de poca envergadura (particularmente la coyuntura entre
el Viernes Santo y la fiesta de la Asunción en 970), el miedo de pasar a
otro milenario, han influido sin duda en la cronología del terror colectivo.
Pero esto no esclarece la cuestión más que en parte. Conocemos la
explicación profunda: es el fin de un orden antiguo de cosas, el crujir de
viejas estructuras económicas. sociales, políticas y mentales. La humanidad,
que ha mudado de piel en todos los países, soporta mal su modernidad. Hacia
el Año Mil, todo ha cambiado. Los hombres, bruscamente, han sentido un afán
de dinamismo, o por necesidad, se ven impulsados al vagabundeo. Todo ello
está escrito en imágenes sobre los capiteles de las iglesias románicas,
sobre las paredes de los templos jmer,
sobre los muros de los campos de juego toltecas o
mayas, sobre los frescos de Tuen-huang.
No obstante, el conjunto de las causas profundas
no podría explicar el sincronismo riguroso de los acontecimientos y de las
emociones colectivas. Admitamos que hacia el fin del primer milenio, los
antiguos Estados se hallaban maduros para un cambio de régimen. Tenemos así
(987) revoluciones o cambios de reino: advenimiento de Hugo Capeto,
migración de los mayas y fundación de su segundo Imperio, sublevación en
Bizancio. En poco más o menos un decenio: advenimiento del primer emperador
Song (976), fundación del primer Estado turco por Mahmud el Ghaznévida
(998). Pero ¿cómo explicar el
sincronismo de las emociones colectivas al acercarse el Año Mil, si el
milenario no vale más que para la Cristiandad? La solución está en que las
cronologías no tienen ninguna importancia en la vida cotidiana. Lo que
cuenta es el calendario litúrgico anual sobre el que se organizan la vida
cotidiana y la vida religiosa. Más allá, cualquiera que sea la religión,
todo acaba en astrología. En uno u otro caso, liturgia o astrología, todo
conduce a las observaciones astronómicas. Cada rey, cada príncipe, a menudo
los mismos obispos del mundo cristiano, todos los templos en los países no
cristianos, se atienen a la astrología. En la misma Francia, bajo el reinado
de Luis XIV, un astrólogo ha leído todavía en los astros, aunque, por última
vez, el horóscopo de su monarca recién nacido. Sin duda alguna, hacia el Año
Mil las observaciones astronómicas y las previsiones astrológicas desempeñan
en la vida oficial y popular un papel considerable e influyen en ciertas
decisiones.
¿Qué
fenómeno astronómico ha determinado por su importancia un
movimiento mundial de pánico? ¿Un cometa? El cometa Halley aparece en el
tapiz de Bayeux. pero el acontecimiento corresponde al fin del siglo XI. Casi todos los simbolismos cósmicos se
refieren más a la luna que al sol (especialmente, las prácticas funerarias
que consisten en dar vueltas alrededor de los mausoleos en sentido contrario
a las agujas del reloj). Probablemente se trata de un eclipse. Así, en todo
caso, parece resultar del texto de Montpellier citado en la página 68: «El
cielo desaparecerá, la luna cambiará su disco, la luz del día se acabará en
tinieblas.» El texto fue sin duda escrito después del acontecimiento, que se
sitúa precisamente hacia el Año Mil. No sin razón, por tanto, el cronista
Raúl Glaber hace la siguiente precisión cronológica: «Hacia el año 1003,
sucedió que, en casi todo el mundo, se reconstruyeron iglesias, aunque
algunas, sólidamente edificadas, no lo necesitaran en absoluto; pero cada
país cristiano quería poseer las más hermosas.
Era como si el mundo, sacudiendo su vetustez, se hubiera revestido con la
blanca capa de los nuevos templos .
Esta primavera de la arquitectura románica es
consecutiva a la época de los terrores. Es, pues, hacia el Año Mil cuando el
mundo era presa del miedo, un miedo invencible, contagioso.
Vivir se convierte en una tarea abrumadora. El paraíso prometido a los
justos es el consuelo de las almas simples, cuando, en tiempos de violencia,
los fuertes trepan hasta la cúspide de la pirámide social.
Según ya vimos, los elementos dinámicos de las
sociedades del Año Mil no son los mejores, estas antiguas civilizaciones,
inmovilizadas en el pasado, necesitan un enterrador brutal: piratas, tiranos,
señores de la guerra y verdugos. El Occidente cristiano rebosa de señores
bandoleros; el Extremo Oriente tenía sus piratas: los ladrones del mar
infestaban, efectivamente, las aguas del Japón; es un ejemplo entre otros
mil. En resumen, la espera del Juicio Final es afán de reposo en el mismo
frenesí destructor.
El juicio de los hombres no es justo. La sanción
social ya no premia el mérito.Los
antiguos valores se pierden. Frente a la desorientación moral, los débiles
se confían a manos del Altísimo. La amenaza del Juicio
Final es, en efecto, recordatoria de una ley divina que, más allá de los
castigos terrestres, sólo conoce la desigualdad del vicio y
la virtud. En diferentes maneras, todas las
religiones afirman este término seguro.
Un confuso sentimiento de
ruptura
Se puede ver en ello una razón social. En la
vieja sociedad trinitaria, en el viejo ideal de organización social a tres
niveles, los sacerdotes habían logrado de hecho, ya que no de derecho,
establecer la hegemonía eclesiástica; las sociedades precolombinas obedecían
también a sus sacerdotes; en Extremo Oriente lo religioso tenía prioridad
sobre lo profano; en Occidente la política era válida solamente por la garantía que la Iglesia le otorgaba.
Hacia el Año Mil, este
orden se halla perturbado. La fuerza hace ley. Los dioses que representan el orden y la
autoridad ya no son escuchados. Vuelve de nuevo la antigua religión. Y con
sus dioses, las castas sacerdotales dominantes se repliegan
a
situaciones ya no tan dominantes.
Ha habido en todo el planeta transformaciones concomitantes.
Saber el porqué de estos cambios, es saber al mismo tiempo por qué el Año
Mil es el tiempo de los Apocalipsis. Es cierto que esta coyuntura milenaria
desempeña en la historia de las
civilizaciones un papel importante. No se trata del tiempo de los mil años,
que no valen cronológicamente, repetimos, más que para el mundo cristiano,
pero es operante, en cambio, esta larga serie de civilizaciones. En un
milenio todo se gasta
y se congela en la
inutilidad: actitudes, hábitos mentales
y
fórmulas. Al cabo de los tiempos ya estériles,
sobrevienen corrientes renovadoras que hacen a la humanidad más fecunda,
acreditándolo en el orden puramente material con el aumento demográfico y,
en un grado superior, con las creaciones del espíritu.
Tal concatenación de fenómenos crea en el Año
Mil un sentimiento confuso de ruptura. Los hombres pueden rechazar
voluntariamente una herencia, así como también juzgarla inútil. De esta
conciencia de romper con la costumbre establecida, con todo un pasado, con
una historia, proviene seguramente la obsesión del Juicio Final. Cuando el
mundo ha perdido aquello que antes constituyó su bien, se espera, en
consecuencia, la muerte de toda la humanidad.
No es, pues, sorprendente, cuando se llega a
esta explicación del Juicio Final, ver a los hombres cobrar una
extraordinaria vitalidad y vivir a la vez con la obsesión de su término.
También hay el deseo de evocar, en pleno presente, a todos los que han
participado en las civilizaciones pretéritas. Comparecer es justificarse.
Por un tiempo en que se revisan ciertas maneras de vivir, de creer, de
pensar, tranquiliza poner en causa a los promotores de la herencia. La
espera del Juicio Final no estaría, pues, únicamente cargada de inquietudes.
Sería, como la confesión del pecado original, la manifestación de un deseo
de apaciguar la conciencia culpable.
¿Qué es el Juicio Final?
El Juicio Final representa comparecer ante el Juez
Supremo todos los seres engendrados desde el comienzo del mundo. ¿Qué Juez? En
el universo cristiano; no es el Cristo del Evangelio. Es el Señor de la Creación,
el Dueño de la vida de los hombres; Es el Dios de los orígenes, vuelto de lo más
remoto de las edades. Para contribuir a su obra de justicia, cuenta con una
legión de demonios. Toda la humanidad está obligada a comparecer. El infierno
invade la mayoría de los tímpanos de las iglesias, y para
recordar que el Dueño y Señor retrotrae su sentencia a los primeros tiempos, las
tumbas se abren y los muertos se juntan a los vivos. En Extremo Oriente, los
muertos comparecen ante Yama (ejemplo, la galería meridional del templo de
Angkor Vat, en Camboya, principios del siglo XII). Yama es uno de los
*
ocho genios de la religión brahmánica.
Es el dios de la noche, de los muertos
y
del infierno; juzga las almas después de su muerte
terrenal. Se le representa con rostro colérico y una espada o un azote en la
mano, que le asemeja al Dios del Juicio Final del Cristianismo. Según sus
pecados o sus méritos, Yama envía los muertos al infierno y a los suplicios o
bien les abre los cielos, para que gocen de las delicias de las apsaras, ninfas
acuáticas (bailarinas y cantoras) del esvarga
o paraíso de Indra.
El universo precolombino, al
que la práctica de los
sacrificios humanos parece haber ahorrado los temores del Año Mil (en lo
que
éstos tenían de extremado, exalta las dichas celestiales. El fresco de
Tepantlila (México) presenta el reino de los difuntos, pero éste es un
país de
ensueño: agua, flores, maíz, árboles del cacao. Una multitud jubilosa
canta,
baila, juega, se agita en un agua que se adivina fresca bajo el cálido
cielo.
|
En realidad todas las sociedades en plena
metamorfosis sienten el deseo de justificarse sumergiéndose en el tiempo de sus
orígenes. Las civilizaciones colonizadas por ideologías o metafísicas
extranjeras - es el caso de la civilización occidental - se inquietan; se
preguntan si este fin de un reino, del orden político y social en que viven, no
es en verdad el fracaso de los dioses importados. Es precisamente el concepto
del mundo y
de la sociedad inspirado por estas religiones
foráneas, lo que se pone en tela de juicio.
*
Los antiguos dioses vuelven con todas las armas.
En Extremo Oriente, son los dioses indoeuropeos del
brahmanismo. En Occidente, los dioses indoeuropeos de la época precéltica. En
esta coyuntura de vuelta a los orígenes, las civilizaciones encuentran su común
patrimonio originario.
La vuelta de los antiguos
dioses
En todas las sociedades, durante el primer milenio,
la evolución religiosa transcurre a imagen de la evolución política. Grandes
imperios, grandes religiones. Un solo jefe, un solo Dios. Una voluntad de
dominación universal religiones con pretensiones universales. Los reyes vieron
el partido que podían sacar de las religiones. La conversión de Clodoveo al
Cristianismo (496) obedeció al plan político de una alianza del monarca bárbaro
con la aristocracia galorromana. El rey, al hacerse cristiano, podía contar con
el apoyo de la nobleza cristianizada. Desde sus orígenes, el budismo es un
desquite de la casta señorial sobre la casta sacerdotal. Hacia el fin del primer
milenio, los grandes imperios están en quiebra; con ellos se hunden los dioses a
que se habían aliado.
La agonía de estas religiones
«oficiales» se acelera con el auge de la antigua religiosidad que hasta entonces
se había continuado clandestinamente. En el Occidente cristiano, sólo las
grandes ciudades, residencia de los obispos, habían sido evangelizadas: el campo
permaneció fundamentalmente pagano. Hubo, con todo, a fines del siglo VI y comienzos del VII, en tiempo de
Gregorio el Grande (590-604), una tentativa de integración; los evangelizadores
de esta época quisieron incorporar a los ritos antiguos las solemnidades de la
nueva religión (fiesta céltica de la siembra, convertida en bendición de las
semillas, por ejemplo). Pero esto no cambió nada en las
profundas creencias y las costumbres
de la gente campesina. El origen de la palabra -pagano- (de «paganus», habitante del campo)
es muy significativo.
Hacia el fin del primer milenio, los campesinos han
ido a conquistar nuevas tierras bajo la advocación de sus antiguos dioses.
Devolver a la tierra su fecundidad, preservar las cosechas, dar la lluvia,
proteger el grano contra la langosta, dar a todo trabajo útil la seguridad y la
eficacia que le eran precisos; todo esto prometían los antiguos dioses. Los
desmontes, las desecaciones, todas las colonizaciones agrarias, han proclamado
de alguna manera la gloria de los dioses antiguos. Entre los toltecas y los
mayas, la efigie de Tlaloc, el dios de la lluvia, conocido bajo el nombre de
Chac-Mool (véase pág. 16), antigua divinidad agrícola de la fecundidad que
remontaba a las épocas más antiguas de la vida sedentaria, aparece en todas
partes. Es él quien hace llover sobre los sembrados de maíz. Al lado de Chac-Mool,
se rinde culto a la diosa del maíz, a menudo representada en la gloria y el
dolor del parto. En Extremo Oriente, se reanuda la veneración hacia las antiguas
divinidades brahmánicas de la fecundidad. En el neobrahmanismo, Siva, que
destruye para renovar, especie de divinidad del renacimiento, adquiere un lugar
privilegiado; el templo de Banteay Srei (véase págs. 48 y 108) le está
consagrado.
En Occidente, por todas partes se reverencian los
antiguos dioses protectores. El Cristianismo, cuyo dominio es atacado desde el
interior, se abre también a estas divinidades. Pacíficamente, una evangelización
al revés, una paganización, transforma el Panteón cristiano. Los santos
protectores y los que remedian enfermedades invaden la literatura y la
iconografía cristianas. En buena parte, son, como Heracles, héroes de la
civilización: matadores de monstruos, colonizadores, roturadores, pacificadores,
arquitectos incluso. Los santos son antiguos dioses integrados al Cristianismo.
La imaginación popular ha multiplicado los ejemplos. Esta creó también, hacia el
Año Mil, otros santos de apostolicidad más segura y cristianismo más auténtico.
En Extremo Oriente, el auge del brahmanismo, si no
ahogó completamente al budismo, ha multiplicado alrededor de Buda unos dioses
protectores que vienen a ser el equivalente de los santos occidentales. Se trata
de antiguas divinidades indoeuropeas incorporadas al budismo como otras tantas
emanaciones de Buda. Los santos orientales son Budas por asimilación. Hacia el
siglo X, el fervor popular los ha multiplicado. Avalokiteçvara es uno de los
más célebres. Se trata de una divinidad tutelar: para mejor ver y mejor actuar
tiene un ojo en cada palma de sus mil manos.
Este movimiento de fervor popular ha humanizado
nuevamente las religiones. La vida de los santos, con todo su contexto pagano,
ha invadido la iconografía religiosa. Para defenderse, la iconografía de las
religiones amenazadas por esta pleamar de aguas profundas - iconografía
cristiana, iconografía budista, iconografía musulmana- se ha vuelto más tolerante
con lo humano, con lo concreto. Se insistió en aquel tiempo sobre los aspectos
heroicos y emocionantes de la vida de los dioses. Temas como la Natividad (ésta
tiene en el crecimiento demográfico una asombrosa correspondencia) han sido
enormemente populares. Nacimiento de Cristo, Nacimiento de Buda, vienen a
representar la misma cosa (véase págs. 90-91), Es el tiempo en que los hombres
se mueven, las partidas, las huidas, las caravanas, se representan
frecuentemente en los capiteles de las iglesias románicas o en los muros de los
templos de Buda: huida a Egipto para el universo cristiano, partida de Buda para
el universo budista.
Por todas partes, a los doctores de la Iglesia y a
los sacerdotes se anticipó la gran marea popular. Con habilidad, se instaló a
los viejos dioses en edificios construidos, a menudo, en los mismos lugares de
antiguos santuarios paganos. A la perennidad de los lugares del culto se añade,
en el Año Mil, la perennidad de la creencia.
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Italia, impresiones de un País. Roma y El Vaticano
La
propiedad intelectual, tanto de los textos como de las fotos, pertenecen
al autor, por lo que está prohibida la reproducción total o parcial sin
expresa autorización
Febrero de 2.007
Hacer clic sobre una foto
para ver de mayor tamaño.
SOBRE
ROMA. Diario:
Nuestro
viaje a Roma fue inesperado, por lo que con tan solo 4 días antes de salir,
iniciamos las reservas, y por lo que las opciones fueron algo limitadas.
De los
hoteles que eran posible, escogimos el Diana, situado próximo a la famosa
estación Termini, relativamente céntrico y que, según las informaciones, parecía
normal.
Es
conveniente llevar contratados los traslados, pues el aeropuerto está a unos 26
Km. y, aunque está comunicado mediante el tren-metro, si no se sabe exactamente
llegar al hotel elegido, es preferible la seguridad de que te estén esperando y
te dejen en recepción.
Nos
recogieron a la llegada en un flamante
Chrysler con apertura de maletero a distancia y todo lujo de detalles y para
nosotros solos.
Tras recorrer Roma, nos acomodamos en el hotel, pero en una habitación
minúscula, con un baño de despreocupada apariencia y terminación, y con vistas a
un pequeño patio mugriento de grasas en paredes y tuberías.
Pasamos la noche y, al bajar al restaurante para el desayuno, reclamamos en
recepción y, tras disculparse porque por la noche estaba lleno, nos indican que
es posible un cambio a una habitación de reciente reconstrucción, la que vemos y
se trata de la que llaman allí suitte, con un baño precioso, paredes enteladas,
flamante parquet y amplio espacio.
Así el viaje empieza bien.
En Roma, debido a la concurrencia de obras de arte, es conveniente andar y
andar, por lo que hay que llevar calzado cómodo y ropa preferente de algodón, ya
que la temperatura es alta y algo húmeda por la proximidad al mar.
El primer día, plano en mano, comenzamos a andar y andar, lo que nos
permitió contemplar en las 10 horas siguientes El Teatro de la Opera, La
maravillosa iglesia Sta. Mª la Mayor, impresionante, S. Pietro in Vincoli, Los
exteriores de
El Coliseo,
pues las colas para entrar eran muy largas, El Arco de
Constantino, majestuoso y muy esculpido, El Arco de Tito, El Palatino,
El Circo Maximo, El Arco de Giano, todo el recinto de El Foro Romano, El
Campidoglio
donde visitamos el Musei Capitolini compuesto por dos espectaculares
palacios
museos (pintura y escultura, con algo de arqueología, visitamos el
espectacular,
artistico e impresionante monumento a Victorio Emmanuelle II, admiramos
la
grandiosa columna Traiana, el Foro Traiano, el Mercati Traianei y el
Palacio de
la Exposición, actualmente en restauración por lo que se contempla por
el
exterior.
El almuerzo a base de ensaladas muy ricamente condimentada, pasta fresca con
un sabor distinto al habitual nuestro, postres y expreso (exquisito), está
alrededor de unos 20 € por persona, y la clavada está en las cervezas, que te
suelen cobrar sobre unos 3 € por una copa normal, y en el café que ronda el
mismo precio si te tomas un delicioso capuchino.
Hay otros restaurantes que, aunque cobren igual precio por la cerveza, te las
ponen de hasta 660 cl. lo que compensa el precio.
La cena, de parecidas características al almuerzo, la hicimos en una Trattoria
cercana al hotel por el agotamiento acumulado de las visitas del día.
Roma tiene un incipiente trazado de metro, con dos líneas a tres niveles de
profundidad. El precio es de 1 € por billete y los hay para el día completo,
por semanas, etc. Pero para visitar esta Ciudad, no es rentable coger
frecuentemente el metro por la proximidad de los lugares interesantes.
Al día siguiente nos propusimos visitar la Pza. de S. Pedro utilizando la
línea A del metro y, guardando una espectacular cola, la Basílica de El
Vaticano.
La cola era prácticamente andando todo el tiempo, por lo que accedimos al
enorme recinto en unos 20 minutos.
El Vaticano es de unas dimensiones extraordinarias, no pareciendo tan
desproporcionado por la relación de todos los elementos que lo componen e
integran que están dimensionados todos en proporción, lo que da un aspecto
homogéneo y armónico.
Espectaculares son las esculturas en mármol de Carrara, La Piedad del famoso
Miguel Angel, las columnas salomónicas o los mosaicos a título de cuadros, cuya
perfección y variedad de tonos, los hacen difíciles de diferenciar de cuadros
ejecutados al óleo con las mas bellas tonalidades.
Proseguimos a pié nuestro itinerario, hasta el castillo de Sant´Angelo y, a
continuación, cruzando el río Tevere por el puente de Sant´Angelo, ricamente
adornado con perfectas esculturas a ambos lados del mismo, dirección a la
conocida Pza. Navona, no sin antes hacer una parada para reparar nuestras
fuerzas con un suculento almuerzo que como plato principal pedimos un buen trozo
de cordero al horno, aderezado con romero y otras hierbas aromáticas. El resto
igual, ensaladas con mozarella, algo de pasta, tiramisú, bebidas y café. El
precio el mismo, unos 40 € los dos.
Pasamos por muchas calles de las autenticas calles vivideras de la Roma de
siempre, hasta llegar a la concurrida Pza. Navona, llena de malabaristas,
pintores, mimos, cafeterías y curiosos.
Una grandiosa escultura central preside la plaza y, dos artísticas fuentes,
ricas en esculturas, se sitúan en ambos extremos.
En la zona media de uno de los laterales, se encuentra una magnifica iglesia
con una enorme cúpula, y con una rica y exquisita decoración interior.
Continuando por las calles interiores a las nuevas avenidas, accedemos al
Palacio Montecitorio, después a la Piazza Colonna, para llegar de repente y a la
vuelta de una esquina, a una pequeña plaza, llena de gentes y con un fuerte
murmullo entorno a un espectacular y único grupo escultórico, la Fontana de
Trevi.
Inevitable es el sentarse a su borde y dejar la mente en blanco para que
absorba todo el encanto y embrujo de esta fuente, cargada de historia y de
peticiones.
El agua al caer acompaña con su sonido el romanticismo del entorno, las
máquinas de fotos no cesan de disparar y, entre tanta belleza y arte, tiramos
otra vez unas monedas al agua, vueltos de espaldas, mientras formulamos un deseo
que, con ilusión y esperanza queremos alcanzar.
Otro de los días de estancia en esta vieja y eterna ciudad, lo empleamos para
ver el Quirinale y el Palacio de la Opera, así como vagar por las calles llenas
de encanto y de bonitas vistas, y también para visitar la Plaza de España,
en
cuyas proximidades se encuentra una gran zona peatonal, llena de tiendas de las
más conocidas marcas exclusivas a niveles mundiales, con el atractivo de que se
puede entrar en ellas sin ningún problema, curiosear y no te cobran como hacen
en otras ciudades.
Obligado es degustar los conocidos helados, de muy suave textura y los más
variados sabores y colores. Únicos, exquisitos y vistosísimos.
Muy interesante de visitar, aparte de los jardines que se pueden recorrer en
un trenecito por 2,50 € por persona, es la exposición de esculturas de Bernini,
y de pintura que alberga el Palacio que está en Villa Borghese, para llegar y
debido a que está algo apartada del centro, es conveniente acercarse mediante la
linea A del metro, aunque la vuelta la hicimos andando disfrutando del ambiente
de la calle y admirando los numerosos Ferraris y otros coches de delicado y
deportivos aspectos.
Debido a la gran afluencia que existe de entendidos en arte y admiradores a
este recinto, es muy difícil de obtener las entradas que, siempre están agotadas
o son para horas menos apetecibles, por lo que, de tener interés por la visita,
es posible adquirirlas por Internet en
www.ticketeria.it
Como el primer día que visitamos el Vaticano, no nos decidimos de acceder a
los museos del mismo, por las interminables colas de unos 2 Km., volvimos otro
día y a las 11 de la mañana tomamos nuestro puesto en la cola, con resignación y
los chaquetones en los brazos por el calor, para ir caminando hacia la
entrada. Para nuestra sorpresa, en una hora llegamos al acceso y entramos en
un mundo de arte inigualable, donde se combina la arqueología, con la escultura,
la arquitectura o la pintura.
La descripción se hace imposible y sólo se puede tener una noción, viendo
fotos de algunas salas, sus suelos, sus techos y los contenidos incalculables de
su interior.
Hacemos un descanso en la Capilla Sixtina, (1.471 – 1484 por el Papa Sixto IV),
en la actualidad acabada de restaurar y radiante de esplendor y belleza. Se
pide constantemente que no se hable para evitar exceso de vibraciones, y se
impide que se hagan fotos.
Sentados dejamos que los sentidos se empapen de tanto arte y tan exclusivo, de
tanto sacrificio y de tanta inspiración del Maestro
Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni, conocido por Miguel Angel.
La gran
sala rectangular, repleta de pinturas, presenta en su parte central el conocido
cuadro de La Creación, y uno de los laterales está ocupado por el gran mural de
El Juicio Final.
Cada uno de
los frescos, cada figura, cada pincelada transmite las vibraciones de su creador
y nos deja sin límite para la admiración de este entorno único en el Mundo.
Los minutos
pasan sin sentir y, después de casi una hora, nos obligamos a seguir nuestro
recorrido, no sin esfuerzo por abandonar la Capilla mas bella del mundo.
Hasta el
mes de Abril el horario de visitas termina a las 2 de la tarde, por lo que al
salir compramos unos libros y exploramos la zona en busca de un restaurante para
el almuerzo. Localizamos uno cuyo aspecto nos pareció bien, y degustamos las
viandas entre las que pedimos pizzas que, tanto por su soporte, como por su
contenido y sabor, las recordaremos durante mucho tiempo.
Proseguimos el camino dirección de nuevo al gran Coliseo para visitarlo en su
interior. El gran edificio de mármol es impresionante por su tamaño, las
columnas, los capiteles, las esculturas y la altura de sus plantas. La cola
para la entrada es relativamente pequeña y, en poco tiempo, entramos por las
galerías que lo bordean y que dejan ver las estancias con diferentes objetivos,
hasta que por medio de un moderno ascensor de acero y cristal, subimos al nivel
mas superior para recorrer todo el perímetro y gozar de todas las vistas desde
tan privilegiado lugar.
Recordamos
de nuestro anterior viaje que había gradas y que en la actualidad no están, sólo
hay un pequeño tramo de muestra y acotado.
La Ciudad
Eterna nos ha proporcionado unos días de encanto, descubriendo cientos de
lugares, de grandiosos edificios, de obras de arte únicas e irrepetibles, y
recordando otros aspectos vividos en otra ocasión, de trato con el pueblo amable
y comprensivo, de emociones y de diversión. Roma siempre nos esperará y
nuestros deseos es preparar la nueva visita a esta acogedora Ciudad.
Así sentí
Roma y El Vaticano
EL RESPONSABLE DE LAS DESGRACIAS ACTUALES: CONCILIO VATICANO II
21 de mayo de 2012
¿Cuando tuvo lugar el Concilio Vaticano II?El texto que publicamos aquí fue sacado del Katholischer Katechismus zur kirchlichen Krise (Catecismo Católico de la crisis en la Iglesia) redactado en alemán por el Padre Matthias Gaudron, profesor en el seminario de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X en Zaitzkofen, Alemania.
El Vaticano II fue abierto por el Papa Juan
XXIII el 11 de Octubre de 1962. Juan XXIII murió el año siguiente, pero
su sucesor Pablo VI continuó el Concilio y lo concluyó el 8 de Diciembre
de 1965.
¿El Concilio duró más de tres años sin interrupción?
El Concilio Vaticano II comprendió de cuatro
sesiones de menos de tres meses, entre los cuales los obispos
regresaban de sus diócesis. La primera sesión (del 11 de Octubre al 8 de
diciembre de 1962), la única que perteneció al pontificado de Juan
XXIII, no promulgó ningún documento: en ella se dedicaron sobre todo a
desechar el trabajo de la Comisión preparatoria.
¿Cúal es el lugar del Vaticano II entre los otros Concilios?
El Vaticano II fue el vigésimo primer
concilio ecuménico. Éste fue, en cuanto al número de participantes, el
más importante de toda la historia: dos mil obispos se reunieron en él.
¿En que difiere el Vaticano II de los concilios anteriores?
El concilio Vaticano II declaró no querer
ser más que un concilio “pastoral”, que no define las cuestiones de fe,
pero que da directivas pastorales para la vida de la Iglesia. El
concilio renunciaba a la definición de dogmas y, así, a la infabilidad
que corresponde a un concilio. Así pues sus documentos no son
infalibles.
¿Cuáles son los objetivos ordinarios de un concilio?
En su convocatoria al primer concilio del Vaticano, Pío IX indica que los concilios generales fueron convocados sobre todo “en épocas de grandes crisis, cuando todo género de calamidades se establecen en la Iglesia y en los pueblos”.
Todos los concilios ecuménicos del pasado fueron convocados para acabar
con una herejía (es particularmente el caso de los siete primeros), o
para corregir un mal que dominaba entonces (simonía, cisma, corrupción
del clero, etc.). Pío X resume así las principales funciones de un
concilio: «Decidir con prudencia y sabiduría todo lo que podría
contribuir a definir los dogmas de la fe a condenar los errores que se
expanden insidiosamente, a defender, iluminar, explicitar la doctrina
católica, a conservar y aumentar la disciplina eclesiástica, a
fortalecer las costumbres relajadas de los pueblos».
¿Entonces nunca hubo un “concilio pastoral” antes del Vaticano II?
Todos los concilios de la iglesia han sido
pastorales. Pero lo han sido definiendo los dogmas, desenmascarando los
errores, defendiendo la doctrina católica y luchando contra los
desórdenes disciplinarios y morales. La originalidad del Vaticano II fue
el querer ser “pastoral” de una nueva manera, rehusándose a definir dogmas, a condenar los errores e incluso a presentar la doctrina católica de defensiva.
¿El Vaticano II no promulgó documento dogmáticos?
El vaticano II promulgó dieciséis textos:
nueve decretos, tres declaraciones y cuatro constituciones. Entre éstas,
a dos se les llama “constituciones dogmáticas”: Lumen Gentium (sobre la Iglesia) y Dei Verbum
(sobre la Revelación). Esto no significa que ellas hayan proclamado
dogmas o que sean infalibles, sino solamente tratan de un asunto que se
relaciona con el dogma. El Vaticano II se negó a definir cualquier cosa
de manera infalible; Pablo VI lo señaló explícitamente,el 12 de enero
de 1966, algunas semanas después de su clausura: Dado el carácter
pastoral del Concilio, éste evitó proclamar de
manera extraordinaria dogmas afectados de la nota de infalibilidad.
¿La pastoralidad del Vaticano II se caracteriza por la adaptación de la Iglesia a nuestro tiempo?
Todos los concilios han adaptado la Iglesia
a su tiempo. Pero lo han hecho anatemizando los errores de su tiempo,
sancionando las desviaciones disciplinarias o morales de la época,
armando a la iglesia contra sus enemigos. La adaptación no pretendía
conformarse con el siglo, sino resistirlo mejor. No se trataba de
agradar al mundo, sino de afrontarlo y de vencerlo para agradar a Dios.
Juan XXIII y Pablo VI buscaron, al contrario, hacer a la Iglesia
seductora para el hombre moderno.
¿Cúales fueron las peticiones de lo protestantes y francmasones?
En septiembre de 1961,el Cardenal Bea se reunió secretamente en
Mil´n con el pastor Willem A. Visser´t Hooft, secretario general del
Consejo Ecuménico de las Iglesias, (organismo de origen protestante,
masonizante). La libertad religiosa fue uno de los temas más importantes
de la entrevista. Más tarde, el 22 de julio de 1965, en la víspera de
de la última sesión conciliar, el mismo Consejo Ecuménico de las
Iglesias publicó la lista de sus siete exigencias fundamentales en
materia de libertad religiosa. Todas fueron satisfechas por el concilio
en el documento Dignitatis Humanae.
¿Que conclusiones se pueden sacar de esta política de apertura dirigida por el concilio Vaticano II?
Resulta claramente que el Vaticano II no fue un concilio como los
otros. Los textos que promulgó, frutos de un “dialogo” con el mundo, son
más textos diplomáticos o “publicitarios” (destinados a dar una buena
imagen de la Iglesia) que textos magisteriales (que enseñan con
autoridad y precisión las verdades de la fe). Ninguno de estos textos es en sí, infalible.
El CONCILIO FAVORECIÓ LA CRISIS EN LA IGLESIA
¿Cúal fue la influencia de este concilio sobre la crisis en la Iglesia?
Las fuerzas liberales y modernistas que minaban ya la Iglesia
lograron meter la mano en el concilio Vaticano II. Así pues, se puede
decir que el Vaticano II fue la chispa que hizo estallar una crisis que
se preparaba ya desde hacía mucho tiempo en la Iglesia.
¿A cuándo se pueden remontar los orígenes de ésta crisis?
San Pío X constataba ya en la encíclica Pascendi que el modernismo
ya no era un enemigo exterior de la Iglesia, sino que ya había penetrado
al interior, aunque sus adeptos ocultaran todavía sus verdaderas
intenciones.
¿El Papa San Pío X no combatió vigorosamente a estos modernistas?
San Pío X combatió enérgicamente el modernismo; sus sucesores hasta
Pío XII lo hicieron también, con más o menos vigor; pero no pudieron
realmente vencerlo. La encíclica Humani Generis de Pío XII, que condena
lo que se llamó la “nueva teología” (en 1950), fue
exteriormente aceptada, pero en realidad despreciada por muchos. Se
continuó interesándose en las tesis condenadas, y en las casas de
formación, se animaba a los futuros sacerdotes a hacer lo mismo.
¿Se puede decir que el concilio Vaticano II fue una revolución en la Iglesia?
Que
el concilio fue una revolución en la Iglesia, algunos de sus defensores
lo proclaman ellos mismos. Así el Cardenal Suenens hizo un paralelo
entre el concilio y la revolución francesa, diciendo que el Vaticano II
había sido el 1789 en la Iglesia; el padre Yves Congar, teólogo
conciliar, comparó el concilio con la revolución bolchevique: “La Iglesia hizo pacíficamente su revolución de octubre”.
LOS OBISPOS LIBERALES Y SUS TEÓLOGOS DOMINARON EL CONCILIO
¿Cómo metieron la mano los liberales en el concilio?
Gracias al apoyo de Juan XXIII y de Pablo VI, las fuerzas liberales
y neomodernistas introdujeron en los textos del concilio un gran número
de sus ideas. Antes del concilio, la Comisión preparatoria había
preparado con esmero esquemas que eran el eco de la fe de la Iglesia.
Sobre estos esquemas la discusión y el voto se debieron haber apoyado,
pero fueron rechazados durante la primera sesión del Concilio y
reemplazados por nuevos esquemas preparados por los liberales.
¿No hubo defensores de la doctrina tradicional en el concilio?
Hubo, en el Concilio, un grupo de alrededor de 250 a 270 obispos
decididos a defender la Tradición de la Iglesia. Terminaron por formar
el Coetus Internationalis Patrum. Pero por otro lado, ya estaba
constituido y perfectamente organizado, un grupo de cardenales y de
obispos liberales al que se le llamó la Alianza Renana. Éste
nombre viene del hecho de que los dirigentes de éste grupo liberal eran
casi todos obispos de diócesis que se encontraban a orillas del río Rin.
Este grupo inundaba a diario al Concilio de hojas mecanografiadas, en
las cuales se decía a los obispos en que sentido debían votar. Es por
eso que un periodista, el padre Ralph Wiltgen, pudo titular su libro que
relata el Concilio: El Rin desemboca en el Tíber.
¿Los innovadores eran la mayoría?
Como toda revolución, el Vaticano II no fue dirigido por la
mayoría, sino por una minoría activa y bien organizada. La mayoría de
los obispos estaba indecisa e igualmente lista para seguir a los
conservadores. Pero cuando vieron que los dirigentes de la Alianza
Renana eran los amigos personales del Papa y que algunos de ellos (los
Cardenales Döpfner, Suenens y Lercaro) habían sido incluso nombrados
moderadores del Concilio; los siguieron.
Ciudad del Vaticano
La Ciudad del Vaticano se sirve de la moneda italiana para sus transacciones. No
obstante, emitió moneda con valor en liras que
era valida en San Marino, Italia y el
Vaticano. Esta moneda que emitía el Vaticano se
basaba en los mismos módulos y metales que
los usados en el numerario de Italia, por eso empezó a emitir moneda bimetalica en el año
1982 al mismo tiempo que en Italia y en San Marino. En el año
2002 adopto el Euro como moneda nacional, siendo de circulación en todo el
territorio Euro; como es lógico no llegan a circulación si no que van a manos de
coleccionistas.
1 Euro
Sede Vacante 2005
Tras la muerte de Juan Pablo II se emitió un
juego con las ocho monedas en valor Euros y con el escudo de la Sede Vacante en
el reverso. El diseño fue de Daniela Longo y el grabado de Ettore Lorenzo
Frapiccini. Fueron acuñadas en la Ceca de Roma (IZPS). La duración de la Sede Vacante
fue del día 2 al 19 de Abril de 2005.
Benedicto XVI 2006
Primera serie de monedas con la efigie del papa
Benedicto XVI. La imagen es de la moneda de mi colección.
Nº KM | Año | Motivo | Metal Centro/Anillo | Peso | Tirada |
347 | 2002 | Busto Juan Pablo II | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
347 | 2003 | Busto Juan Pablo II | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
347 | 2004 | Busto Juan Pablo II | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
347 | 2005 | Busto Juan Pablo II | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
371 | 2005 | Sede Vacante | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | 60.000 |
381 | 2006 | Busto Benedicto XVI | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
381 | 2007 | Busto Benedicto XVI | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. | |
2008 | Busto Benedicto XVI | Cu-Ni/Cu-Zn-Ni | 7,5 gr. |
2 Euros
Esta imagen corresponde a la moneda de 1 Euro emitido
a partir del año 2002, con la efigie de Juan Pablo II.
Nº KM | Año | Motivo | Metal Centro/Anillo | Peso | Tirada |
348 | 2002 | Busto Juan Pablo II | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
348 | 2003 | Busto Juan Pablo II | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
348 | 2004 | Busto Juan Pablo II | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
358 | 2004 | Plaza de San Pedro | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | 85.000 |
348 | 2005 | Busto Juan Pablo II | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
372 | 2005 | Sede Vacante | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | 60.000 |
374 | 2005 | Día Mundial de la Juventud | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | 85.000 |
382 | 2006 | Busto Benedicto XVI | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
2006 | V Centenario Guardia Suiza | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | 85.000 | |
382 | 2007 | Busto Benedicto XVI | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | |
2007 | 80º Aniversario Benedicto XVI | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | 85.000 | |
2008 | Busto Benedicto XVI | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | ||
2008 | San Pablo | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. | ||
2009 | Año de la Astronomia | Cu-Zn-Ni/Cu-Ni | 8,5 gr. |
2 Euros 2004 Plaza de San Pedro
Sede Vacante 2005
Tras la muerte de Juan Pablo II se
emitió un
juego con las ocho monedas en valor Euros y con el escudo de la Sede
Vacante en
el reverso. El diseño fue de Daniela Longo y el grabado de Maria
Carmela Colaneri. Fueron acuñadas en la Ceca de Roma (IZPS). La duración
de la Sede Vacante
fue del día 2 al 19 de Abril de 2005.
2 Euros 2005 Jornadas
Mundiales de la Juventud
Esta es la segunda moneda conmemorativa que
emite la Ciudad del Vaticano. Conmemora el 20º día mundial de la juventud que
se celebró en la ciudad alemana de Colonia desde el día 16 al 21 de
Agosto de 2005. El lema de las jornadas fue: "Hemos venido a adorarle"
Benedicto XVI 2006
2 Euros
2006 500º Aniversario Guardia Suiza
Diseño de la moneda de 2 Euros que conmemorara
el 500 aniversario de la fundación de la Guardia Suiza. Se tiene prevista su
emisión hacia finales de año. El diseño es obra de Orietta Rossi.
2 Euros
2007 80º Aniversario
Benedicto XVI
Para Noviembre de 2007 se emitirá esta moneda que
conmemorará el 80 aniversario del Papa Benedicto XVI. Se emitirán un total de
100.000 monedas (85.000 SC y 15.000 BU)
2 Euros
2008 San Pablo
Imagen de la moneda de 2
Euros conmemorativos de San Pablo. Se emitieron 100.000 monedas (85.000 SC y
15.000 BU) el día 16 de Octubre de 2008. El diseño fue de Guido Veroi, el
grabado lo realizo Luciana di Simoni.
2 Euros
2009 Año de la Astronomia
Imagen de la moneda conmemorativa del año
internacional de la Astronomía.
Todas las imágenes de las monedas de 500 y 1000 liras son de las monedas de mi propiedad.
500 Liras 1982
500 Liras 1983
500 Liras 1984
500 Liras 1985
500 Liras 1986
500 Liras 1987
500 Liras 1988
500 Liras 1989
500 Liras 1990
500 Liras 1991
500 Liras 1992
500 Liras 1993
500 Liras 1994
500 Liras 1995
500 Liras 1996
500 Liras 1997
500 Liras 1998
500 Liras 1999
500 Liras 2000
500 Liras 2001
Albino Luciani, Juan Pablo I (1912-1978), papa número 263, elegido en 1978. Nació en Forno di Canale, en el noroeste de Italia, y creció en Muyrano, cerca de Venecia, donde su padre era fabricante de vidrio. Ordenado sacerdote en 1935, Lucini enseñó teología en el seminario gregoriano de Belluno y en años posteriores estuvo a cargo de la educación religiosa de la diócesis. En 1959 fue obispo de Vittorio Veneto y patriarca de Venecia en 1969. Obtuvo el cardenalato en 1973 y, aunque fue miembro de la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, destacó más como figura pastoral que como burócrata de la curia. Al morir Pablo VI en agosto de 1978 fue elegido supremo pontífice con el nombre de Juan Pablo en homenaje a sus dos inmediatos predecesores, con lo que se convirtió en el primer papa en adoptar un nombre doble. Murió en Roma el 2 de septiembre de 1978, tras un mandato que sólo duró 34 días. Tiene numero KM 336.
El motivo de porque aparece este papa en las monedas del Vaticano fuera de su periodo de mandato no es otro que para despedir la lira, todo el juego circulante del año 2001 tenia las efigies de diferentes papas. Esta ultima serie en liras representaba un camino a través de la historia de la lira vaticana y los papas que desde su adopción la habían acuñado. En la moneda de 10 liras aparecía Pío IX, en la de 20 liras Pío XI, en la de 50 liras Pío XII, en la de 100 Liras Juan XXIII, en la de 200 liras Pablo VI, en esta de 500 liras Juan Pablo I y en la de 1000 liras también bimetalica Juan Pablo II.
1000 Liras 1997
1000 Liras 1998
1000 Liras 1999
1000 Liras 2000
1000 Liras 2001
50 Liras 2000 Encased
Esta moneda de 50 Liras del año 2000 se encastro
en un anillo placado en oro con motivo del fallecimiento del Papa Juan Pablo II.
1 Euro 1998
Esta moneda fechada en el año 1998 apareció
durante el año 2007 con un juego de Euros de curso legal de Italia fechados en
el año 2002, seguramente la moneda no fue acuñada en 1998. Se emitieron un total
de 50.000 juegos. El diseño también fue usado en la moneda con fecha de 2005.
Token 1 Euro 1999
1 y 2 Euros 2001
En Noviembre de 2007 descubrí esta moneda de 2
Euros de prueba del tipo A, que aparece fechada en el año 2001. Emisión de
20.000 monedas. Mas tarde, en Diciembre encontré la de 1 Euro.
Euros 2002 Specimen
Imágenes de las monedas de 1 y 2 Euros del tipo
Specimen fechadas en el año 2002 que tengo en mi colección.
2 Euros Specimen 2002
Esmaltada
Moneda de 2 Euros fechada en el año 2002, tiene
el anverso esmaltado con los colores de la bandera del Vaticano. Se emitieron un
total de 30.000 monedas. La encontre en Abril de 2009.
1 y 2 Euros Juan Pablo II
2002/2003
En Marzo de 2006 encontré estas monedas (un
juego de 2002 y otro de 2003) con un diseño del reverso que se había usado por
primera vez en unas monedas en las que salía Benedicto XVI, clara señal de que
realmente no se acuñaron en la fecha que muestran las monedas. Una nueva trampa
para seguir comercializando este tipo de medallas.
Euros 2003 Specimen
Euros de prueba del tipo Specimen acuñados con
fecha del año 2003. Solo he podido conseguir la imagen del álbum para contener
estas monedas.
1 y 2 Euros 2003
Moneda de 1 Euro de prueba fechada en el año
2003 y aparecida en Diciembre de 2007. Mas tarde conseguí la moneda de 2 Euros.
Token 2 Euro 2004 ¿?
Token 2 Euro 2004 ¿?
1 Euro ¿? de prueba 2004
2 Euros ¿? de prueba 2004
1 Euro ¿? de prueba 2004
2 Euro ¿? de prueba 2004
Euros 2004 Specimen
Euros de prueba del tipo Specimen acuñados con
fecha del año 2004. Las imágenes son de las monedas de mi colección.
Euros 2004 Acuerdos Lateranos
Monedas de 1 y 2 Euros de prueba fechados en el
año 2004, conmemoran los acuerdos Lateranos del año 1929, que supusieron la
creación del Estado Vaticano.
10 Euros ¿? de prueba 2004
10 Euros 2004 esmaltado
Moneda de 10 Euros de prueba fechada en el año
2004 y con el anverso esmaltado. Se emitieron un total de 30.000 monedas.
Euros de prueba 2005
Imágenes de las enésimas pruebas de monedas del
Vaticano. Están fechadas en el año 2005.
Euros de prueba 2005 2ª
Edición
En esta ocasión los acuñadores de estas monedas
han sabido elegir un tema distinto: cada una de las ocho monedas que componen la
cartera muestra el busto de un Papa distinto, la moneda de 1 Euro muestra el
rostro de Juan Pablo I, mientras que la moneda de 2 Euros muestra a Juan Pablo
II. El anverso de la moneda de 2 Euros es idéntico al del juego emitido en el
año 2004 que tiene en el reverso el escudo papal. En la cartera pone que la
moneda de 2 Euros tiene la parte central de aleación dorada y el anillo de
aleación plateada, obviamente se han equivocado, es un error muy común en estas
carteras de euros de prueba, casi parece que quien hace las carteras no acuña
las monedas.
Mas tarde, con el tiron de las monedas de 2 Euros conmemorativas, emitieron una tarjetita de cartón con la moneda de 2 Euros.
Mas tarde, con el tiron de las monedas de 2 Euros conmemorativas, emitieron una tarjetita de cartón con la moneda de 2 Euros.
1 y 2 Euros 2005 Remember
Tras la muerte de Juan Pablo II se emitió esta
cartera con una mezcla de los diseños de la cartera que he llamado 2ª Edición.
La moneda de 2 Euros es la misma, pero la moneda tiene la efigie de Juan Pablo
II en vez de la de Juan Pablo I. Emisión de 5.000 carteras conteniendo 8
monedas.
1 y 2 Euros 2005 Pontifex
Maximus
Estas monedas corresponden a la carterita de 8
monedas etiquetada como Pontifex Maximus. La tirada fue de 5.000 carteritas. Los
reversos son los mismos que se usaron para la carterita de euros de prueba de la
Sede Vacante (ambos juegos fueron emitidos nada mas morir Juan Pablo II).
También se emitieron 2.000 estuches con 9 monedas en calidad proof.
1 y 2 Euros 2005 Juan Pablo
II tipo Specimen
Monedas de 1 y 2 Euros del tipo Specimen, con el
busto de Juan Pablo II y fechadas en el año 2005.
1 y 2 Euros 2005 Sede
Vacante
Estas monedas corresponden a la carterita de 8
monedas etiquetada como Sede Vacante. La tirada fue de 5.000 carteritas. Los
reversos son los mismos que se usaron para la carterita de euros de prueba de la
cartera denominada Pontifex Maximus (ambos juegos fueron emitidos nada mas morir
Juan Pablo II). La moneda de 2 Euros fue comercializada también en un minikit.
Euros 2005 Sede Vacante
En Octubre de 2005 apareció por Ebay esta moneda
de 2 Euros de prueba de la Sede Vacante, es un diseño distinto al anterior. Solo
vi la moneda de 2 Euros. Tiene un diámetro de 25,35 milímetros y se emitieron un
total de 20.000 monedas. Mas tarde (Abril de 2006) aparecieron juegos con 9 monedas incluyendo
la moneda bimetalica de 1 Euro.
2 Euros 2005 Sede Vacante
Moneda de 2 Euros de la Sede Vacante.
1 y 2 Euros 2005 Estado
Vaticano tipo Specimen
A principios de 2006 localice en Ebay un juego
de 8 monedas del tipo specimen, conteniendo las monedas bimetalicas de 1 y 2
Euros. Solo he conseguido la imagen de la moneda de 1 Euro. Se emitieron un
total de 30.000 juegos.
1 y 2 Europa 2005
Estas monedas aparecieron en Mayo de 2005, se
vendían por separado o en un estuche con ambas monedas. La de 1 Europa muestra
el retrato de Juan Pablo II y la de 2 Europa la de Benedicto XVI.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2005 Cartera Pontifex Maximus
De esta versión de Euros de prueba se emitieron
3.000 carteritas con 8 monedas y 1.000 estuches con 9 monedas.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2005 (llaves)
Estas monedas se vendieron en tiras con los ocho
valores, sin estar incluidas en una carterita. Mas adelante, se emitio otra
cartera con estas monedas fechadas en el año 2006.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2005 (manos)
Estas monedas eran parte de una carterita de 8
monedas en la cual como dibujo principal había unas manos en acción de rezo. Los
reversos ya se habían usado en una versión en la cual el papa retratado era Juan
Pablo II.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2005 (INA)
Estas son las imágenes de los euros de prueba
acuñados por la empresa británica INA. Es la décima cartera de euros de prueba.
Realmente no pone el nombre del Vaticano, si no: "Un tributo al Vaticano"; otra
manera de eludir posibles ilegalidades al acuñar moneda sin tener autorización.
La cartera compuesta de 8 monedas tuvo una emisión de 17.500 unidades, mientras
que los juegos proof de 9 monedas la tuvieron de 2.000 unidades.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2005 (Habemus Papam)
Monedas de 1 y 2 Euros pertenecientes a la
cartera de Euros de prueba llamada "Habemus Papam". Se emitieron un total de
5.000 carteras, además se emitieron 3.000 carteritas conteniendo únicamente la
moneda de 2 Euros.
2 Euros de prueba 2005
Esta moneda fue comercializada en un minikit
como si se tratase de una moneda de 2 Euros conmemorativa de verdad. El reverso
es el mismo usado en las monedas de Mónaco y San Marino que conmemoran los
grandes premios de Formula 1 (además también fueron usados en las carteritas de
2 Euros de prueba de estos países). La emisión fue de 3.000 carteritas.
2 Euros de prueba 2005
Esta carterita de 2 Euros de Benedicto XVI, fue
emitida con el auge de las verdaderas monedas de 2 Euros conmemorativas. El
reverso es el usado en el juego que he llamado 2005 2ª versión.
2 Euros de prueba 2005
Benedicto XVI
En Ebay localice esta moneda de 2 Euros de
prueba. Tenia un diámetro de
25,35 mm y se acuñaron un total de 50.000 unidades. Es una moneda que no
pertenecía a ningún juego, pero mas tarde aparecieron juegos con 9 monedas
incluyendo la moneda bimetalica de 1 Euro, tirada 10.000 juegos.
2 Euros 2005 Catedral de
Colonia
Moneda de 2 Euros de prueba que muestran en su
anverso la catedral de Colonia, ciudad alemana donde se celebro el XX día
mundial de la juventud desde el día 16 al 21 de Agosto de 2005.
10 Euros 2005
Moneda de 10 Euros de prueba con el busto de
Benedicto XVI, esta fechada en el año 2005.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2006 (llaves)
Estas monedas ya se habían acuñado anteriormente
pero con fecha del 2005. Esta vez fueron emitidas en unas carteras blancas con 8
monedas. Solo se emitieron un total de 999 carteras.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2006 (Urbi et Orbi)
Monedas de 1 y 2 Euros pertenecientes a la
cartera de Euros de prueba llamada "Urbi et Orbi". Se emitieron un total de
5.000 carteras, además se emitieron 3.000 carteritas conteniendo únicamente la
moneda de 2 Euros.
1 y 2 Euros 2006 Specimen
Estas monedas se emitieron en juegos de 8
monedas. La moneda de 1 Euro mide 32 milímetros de diámetro y pesa 20,7 gramos y
la de 2 Euros mide 35 milímetros de diámetro y pesa 25 gramos. Se acuñaron un
total de 30.000 juegos.
10 Euros 2006 Specimen
Estas son las mejores que he podido obtener por
ahora de esta moneda de 10 Euros de prueba del tipo Specimen. Tiene un diámetro
de 40 milímetros y pesa 28 gramos. Se acuñaron un total de 30.000 monedas.
También hay monedas fechadas con el año 2007 de las que se acuñaron 30.000
unidades.
1 y 2 Euros 2006 Guardia
Suiza
Imágenes de las monedas de 1 y 2 Euros de prueba
dedicados al 500 Aniversario de la fundación de la Guardia Suiza Vaticana. Se
emitieron 1.000 carteras conteniendo 8 monedas y 500 estuches conteniendo 9
monedas.
1 y 2 Europ 2006
Monedas de 1 y 2 Europ fechadas en el año 2006.
Emitidas por la casa alemana BTN. Estas
denominaciones habían sido usadas con anterioridad por la empresa suiza llamada
Europ Mint, pero su web solo muestra catálogos de monedas en la actualidad. Se
acuñaron un total de 30.000 juegos de 8 monedas.
1 y 2 Xeros 2006
Esta es la segunda versión de Euros de prueba
del tipo Europ del Vaticano. La anterior tenia el valor en Europ y esta lo tiene
en Xeros.
1 y 2 Euros 2007 Specimen
A mediados del año 2006 vi en Ebay una imagen
muy penosa de unos euros del tipo Specimen, el vendedor decía que estaban
fechados en el año 2007. Aunque mala, en la imagen se podía apreciar que los
diseños contenían una imagen que era diferente de los otros Euros de tipo
Specimen de Benedicto XVI, al final consegui hacerme con un juego de estas
monedas en Noviembre de 2006. Se emitieron un total de 30.000 juegos que contenían
8 monedas. En Agosto de 2006 vi un álbum en Ebay de los usados para
poner varios juegos de estos tipos de monedas. Dicho álbum tenia espacio
reservado para poner las monedas fechadas en el año 2002, 2003, 2004 y 2005
(Juan Pablo II) 2005 (Estado Vaticano) 2006 y 2007 (Benedicto XVI). No pude
conseguir una imagen de mas calidad.
Estas son las mismas monedas pero coloreadas con los colores de
la bandera del Vaticano.
2 Euros 2007 Specimen 80º
Aniversario Benedicto XVI
Imagen de la moneda de 2 Euros de prueba del
tipo Specimen que conmemora el 80º Aniversario del nacimiento de Benedicto XVI.
Emisión de 30.000 monedas.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2007 (llaves)
En el mes de Septiembre del año 2006 aparecieron estas monedas
fechadas en el año 2007.
1 y 2 Euros Benedicto XVI
2007 (cartera verde)
En el mes de noviembre del año 2006 aparecieron estas monedas
fechadas en el año 2007. Se emitieron 3.000 carteritas con 8 monedas. El diseño
ya fue usado en monedas fechadas en el año 2005.
2 Euros 2007 Tratado de Roma
Moneda de 2 Euros de prueba conmemorativos del
50 aniversario del Tratado de Roma. fueron acuñadas un total de 20.000 monedas.
Segunda moneda de prueba del cincuentenario del
Tratado de Roma. Se acuñaron un total de 2.500 monedas.
Moneda de 2 Euros conmemorativa del tipo
Specimen. Se acuñaron 30.000 monedas.
2 Euros 2007 80º Aniversario
Benedicto XVI
Moneda de 2 Euros de prueba dedicada al 80
cumpleaños de Benedicto XVI. La emisión fue de 2.500 monedas.
1 y 2 Euros 2008
Monedas de 1 y 2 Euros de prueba del año 2008
provenientes de un juego de 8 monedas de prueba. El anverso de la moneda de 2
Euros es similar al de la moneda de 2 Euros conmemorativa del 80 cumpleaños de
mas arriba.
2 Euros 2008 Specimen
Imagen de la moneda de 2 Euros de prueba del
tipo Specimen. Mas tarde encontré el juego completo de 8 monedas.
2 Euros 2008 Specimen San
Pablo
Moneda de 2 Euros conmemorativa del Año de San
Pablo del tipo Specimen. Se acuñaron 30.000 monedas.
5 Xeros 2008
Moneda de 5 Euros de prueba del tipo Xeros,
acuñada en el año 2008. La moneda mide 35 milímetros de diámetro y se acuñaron
5.000 monedas.
10 Euros 2008 Specimen
Moneda de 10 Euros de prueba del tipo Specimen,
fechada con el año 2008.
2 Euros 2009 Décimo
Aniversario Euro
Moneda de 2 Euros de prueba dedicada al décimo aniversario de la
adopción del Euro como unidad monetaria. Se acuñaron un total de 20.000 monedas
en el año 2008.
Moneda de 2 euros de prueba conmemorativas del décimo
Aniversario de la Unión Monetaria Europea.
Juego 2009 Año de San
Pablo
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